Entiendo que la mayoría pretende que caiga en frases tribuneras como "hay que alentar más que nunca", "pelearla todos juntos" o "nos es momento de criticar, hay que seguir luchando", pero francamente no me surge.
Reconozco este genuino y original espacio en la web como un lugar de descarga y crítica sincera, sin amiguismos con los protagonistas, sin que me tiemble la mano para sostener lo que considero y, por supuesto, poniendo mi nombre, dando la cara.
Asumo que desde hace un tiempo a esta parte, Independiente ya no es lo que era. No solamente por la penosa actualidad, sino porque nuestra identidad se fue desgastando claramente con el correr de los años. Para ser más honesto aún, el último Rojo que jugaba a algo y representaba, en cierta forma, la idea tradicional de la institución fue el del 2002 (¡hace once años!). En otro momento del país, del club, y, sobre todo, con otro plantel y otro Américo Gallego.
De ahí en adelante, paralelamente con cuestiones sociales y, principalmente, a causa de un exitismo cada vez más recalcitrante, nos fuimos olvidando de nuestro ADN y lo único que nos importó fue el resultado. Ahí comenzó el problema. Obviamente que Julio Comparada, jugadores mediocres y entrenadores de dudoso conocimiento no facilitaron las cosas, pero la crisis la empezamos nosotros, quienes aceptamos ceder nuestra filosofía de juego en pos de supuestos resultados garantizados con Chiche Sosa, Falcioni, Ruggeri, Burruchaga, Ramón Díaz, por ejemplo.
¿A qué viene esta breve reseña histórica? A que un día como hoy aceptemos un empate con Quilmes, y que no nos caiga mal.
¿Por qué yo, que no me olvido el verdadero significado de la palabra INDEPENDIENTE, me tengo que bancar a este híper mediocre Gallego declarando al final del partido "me voy conforme" luego del 0 a 0, con el Rusito Rodríguez como figura? Sin mencionar el papelón de calificarla como "la final del mundo", los indultos a Víctor Zapata y Lucas Villafañez, de olvidados a casi titulares y los sin sentido dos días de descanso luego de Independiente 0 - Godoy Cruz 1.
No hay planificación, no hay rumbo, no hay organización, no hay nada. La improvisación es el único patrón que maneja el Tolo y así le está yendo. No solo por los fríos números sino por el juego. La defensa del Rojo siempre fue frágil y endeble, el medio no genera y arriba no hay definición. El puntaje lo refleja.
Volviendo a Quilmes, durante esos 90 minutos del sábado a la noche, lo único que pensaba mientras miraba el encuentro era: "¿Qué te pasó Independiente? ¿Qué te hicieron? Vos ya no sos el de antes". ¿Cómo no salimos a ganar, a pasarlos por arriba? ¿Dónde quedó nuestra grandeza?...
No sé qué pasará a mitad de año, pero mi equipo, el que me representaba, el que expresaba una forma de vivir, ya descendió hace años. Hoy te desconozco, espero que vuelvas algún día...
Por lo menos así lo siento yo.
ADELANTADO ROJO - @GastonIbarra
