Cuando sos hincha de fútbol y vas a la cancha a ver
a tu equipo, o lo mirás por TV, siempre prestas atención a las tribunas, el marco, las
banderas, y realmente me llena de tristeza lo que una vez más tuvimos que vivir
en la tarde del domingo en cancha de Tigre. Tribunas vacías, sin hinchas, que
son tan vitales como la pelota y los jugadores. Ya lo decía Discépolo en la
película “El hincha”, qué más genuino que el amor del hincha por su equipo, por
la camiseta…
Pero ojo, hago referencia al verdadero hincha de
fútbol, a la gran mayoría, que por culpa de unos pocos se vieron privados de ir
a Victoria a ver tanto a All Boys como a Tigre, a esos que dejan todo sin
recibir nada a cambio, al que grita, el que putea, el que festeja un gol, el
que se fastidia y después de 90 minutos se va a su casa, no al que vive de los
clubes, los jugadores y de los otros hinchas.
En ese triste panorama descripto, hubo un partido de
fútbol donde All Boys volvió a mostrar las mismas deficiencias en ofensiva,
errores infantiles en defensa. Perdió ante un equipo que no fue más que los
dirigidos por Romero. La diferencia por la que se puede llegar a justificar el
resultado es por lo desequilibrante que fue un hombre que hasta hace no mucho
brillaba con la camiseta del equipo de Floresta, hago referencia a Matías Pérez
García, dueño del fútbol en Victoria.
En un panorama complicado y cuando All Boys ya
estaba 2-1 abajo en el marcador para colmo de males tuvo que salir lesionado el
alma del equipo, el goleador del torneo, Oscar Ahumada, y sin él, todo se hizo
más difícil, muy cuesta arriba. Es cierto que en el segundo tiempo dominamos a
los de Gorosito, pero sin la profundidad necesaria para torcer la historia. Los
cambios fueron desacertados y aportaron poco, pese a haber merecido irnos con
un punto.
Los próximos 2 partidos serán determinantes para
sumar y estar realmente seguros que la pelea por mantener la categoría será
cosa de otros.
Por lo menos así lo siento yo.
ADELANTADO ALBO