Bastó sólo un partido contra un equipo que juega realmente al fútbol para que todas nuestras falencias queden bien al desnudo. Nos dejaron definitivamente en bolas. Fuimos un equipo flojo atrás, sin ideas en el medio y poco punzante arriba… un desastre, digamos. Fue tal el bochorno del domingo que hasta quedaron al descubierto las serias limitaciones de cada uno de nuestros animales. Digo, jugadores.
Peratta quizás sea más querido por la gente, pero no es mucho más seguro que Guzmán. Sí puede llegar a estar un poquito menos desquiciado pero técnicamente no me da más garantías. Lo de Vergini fue malo y lo de Víctor López fue muy malo, pero lo de Ferracuti fue pedorro… hacía mucho tiempo que no veía a un jugador mandándose tantas cagadas en tan poco tiempo. La defensa ya era floja con Heinze allá en Avellaneda… si encima que sacan a Heinze y a Casco, ponen a una tortuga diarréica como López y una mochila de calle San Luis como Ferracuti, que no tiene marca y cierra mal siempre, todo terminaría como finalmente terminó, 3 goles en contra.
En la mitad de la cancha se vio lo más rescatable de Newell’s, y cuando hablo de rendimientos rescatables hablo de jugadores que jugaron mal pero sobresalieron porque los demás jugaron muy mal, caso de Pérez, Orzán y Mateo. No puedo omitir hablar sobre sus limitaciones… Pérez, tomándose de 5 a 10 segundos para dar un pase, fue el gran organizador de la defensa de Lanús. Si por casualidad los agarrábamos mal parados, él se encargaba de que lleguen todos a sus posiciones antes de que arrimemos peligro. Orzán fue lo más parejo del equipo junto a Mateo, pero Pomelo es muy limitado, tiene realmente redondos los pies.
En el ataque fuimos como dos hermanitos pequeños abrazándose; es decir, inofensivos, blanditos, sin agresividad y hasta adorables como el caso de Tonso. Lo del pibe Tonso se puede adjetivar como "tierno", porque jugaba bien suavecito, como si lo hiciera contra once mujeres delicadas. Por eso terminó perdiendo todas las pelotas contra los mastodontes de Lanús que le ponían el cuerpo. Urruti no estuvo en cancha directamente y Maxi fue poco desequilibrante, aunque fue lo más ofensivo que tuvo Newell’s en el campo.
Para concluir, quiero hablar del sistema. Jugamos siempre a lo mismo, damos pases y pases y más pases de un lado para el otro, jugando a un ritmo lentísimo y buscando espacios que no podemos aprovechar porque no tenemos jugadores capaces de meter pelotas riquelmeanas. Ellos sí fueron un equipo. Cuando tuvieron la pelota, la manejaron con criterio. Cuando tuvieron que contraatacar, lo hicieron con mucho oficio, con velocidad y precisión. Cuando tuvieron que jugar al pelotazo cruzado, lo hicieron con inteligencia, y cuando tuvieron que meter los goles los metieron. Lo único que puedo esperar es mejorar en la copa… y Tata, no saques a Heinze y a Scocco en el mismo partido. El domingo no estuvimos a la altura de las circunstancias.
Por lo menos así lo siento yo.
ADELANTADO LEPROSO
