NOVEDADES

26 febrero 2013

LA ACANEMIA (CON EL AVAL DE LA A.F.A.)


26 febrero 2013

A veces el fútbol es tan predecible… que inquieta o, bien, me provoca cierta vanidad ante tanta certeza. Al minuto de comenzado el encuentro tenía en claro que perderíamos. Y la rúbrica fue el gol a los dos minutos de juego (previa infracción a Camoranesi no cobrada y que deviniera en el tempranero gol citado). Y si permanecí estoico en mi sitio hasta el final del encuentro, fue porque tenía la obligación de entregar esta nota. Ya que, en lo personal, tenía la certeza de que la contienda estaba saldada. Y el sello fue el clarííísimo penal a Camoranesi ignorado por el Abal de la AFA.

Asimismo, dejando de lado esta ayuda que se preveía y que casi todos anticipamos (ver nota anterior), nuestra aca-anemia dio pena. Y admito auto flagelarme porque la ambivalencia amor-odio es la más fuerte. El engaño de nuestra pasión despierta en nosotros el peor de todos los odios. La actitud del vecino, en cambio, nos resulta indiferente. Y si puteo es porque estoy caliente (lo contrario de lo que distinguió a estas camisetas blanquicelestes).

Harto difícil se hace rescatar pequeñas ganancias de tamaña pérdida y de resucitar adversarios muertos. Se puede ganar o no, son las reglas de juego, pero no desta forma: deambulando por la cancha como alma en pena, sin rumbo, brújula, rosa de los vientos o mísero puto criterio. Sin transpirar la camiseta, de forma displicente, con menos responsabilidad que solteros y casados en un picado informal. Sin la autoridad ni la guapeza para hostigar al contrario aun sin fútbol. Y este equipo pasó de ser bipolar a polar, bajo cero. Con un arquero entregándole la pelota a los contrarios. Con un medio campo inexistente que no paraban a una yunta de perezosos con hernias inguinales. Hace rato que Pelletieri viene en picada pero….¿jugó? Bolatti y Camoranesi a 16 rpm de chancletas y pantuflas. Y así, el malón de los vecinos se arrimaba a nuestra área con una facilidad que, de no ser por propia impericia, habría terminado en goleada. Seamos sinceros: hubo cinco o seis claras oportunidades despilfarradas porque el vecino es un equipo que está peleando por no descender ¿Recuerdan? Son malos, pésimos. Ok, nosotros fuimos aún peores.

Lo único para rescatar: Vietto y De Paul a quienes les bastó la actitud. Es vergonzoso y patético que un par de teenagers le recriminen falta de actitud a quienes deberían dar el ejemplo. Ortiz y Cahais hicieron lo que pudieron, dado que el medio era un pasillo de dos ambientes con tres kilos de cera siliconada en el parquet.

Ya había dicho que sin Centurión y Fariña lesionado (más Hauche) deberíamos conformarnos con las genialidades de Vietto. Bueno, no nos conformemos. Con esta actitud pasiva del resto estamos condenados. Aquí queda expuesto lo que significaba Centurión y todo lo que transmitía o trasfundía para ser más preciso. Trasfundía sangre. Algo que este domingo tuvo el color originario y carente en la lacrimosa formación racinguista. Racing fue un equipo mágico… nada por aquí, nada por allá.

Por lo menos así lo siento yo.
ADELANTADO ACADÉMICO
Share This :
 

Top