"Quiero aclarar que elegí la número 12 por gusto y no por lo que dicen algunos boludos que soy hincha de Boca" Luciano Vietto.
“Jugamos con doce” “Vietto de cambios” eran otros títulos posibles pero la esgunfia que me produjo la fácil y destructiva defenestración de ciertos “hinchas” de Racing determinó este sintético y categórico título de película yankee alejada de las pésimas traducciones tercermundistas. Y así como me resulta inexplicable esta conducta caníbal que ya se fagocitó lo mejorcito de la cantera de nuestro querido club, también me asombra la ausencia de este pichón de crack en la primera fecha y la alarmante bipolaridad en el perfil del equipo.
Puedo encontrar explicaciones. Además, debo proporcionarlas como comentarista a pesar de que en este rubro como en política, música y medicina toda persona versada y ducha en la materia puede ser falseada por fantoches de las chácharas. Lo más fácil y menos jugado es decir escuetamente: “Contra Rafaela fue sólo un traspié” “Tuvimos una mala tarde” “El calor era agobiante” “La cancha pequeña”, bla, bla, bla. Me defeco, vayamos al grano, hagamos el juego de las siete diferencias: Jugaron Bolatti y Vietto desde el principio, Perez Guedes apuntaló varios huecos sobre todo el de Corvalán. Pelletieri (como me harté y recontra harté de decir) funciona con un cinco a la antigua (antes Yacob, ahora Bolatti). Pillud y Corvalán se transfundieron dos bolsas de ABC positivo. Ortiz y Cahais tuvieron un trabajo sólido (quizá porque no debieron tapar tantas cagadas de los impredecibles laterales). A este equipo de Zubeldía el cilindro le brinda renovados bríos. La actitud fue diametralmente opuesta.
Asimismo, tengo la leve sospecha que, de ahora en más, veremos a un Racing diferente: menos vertiginoso y más juicioso ¿Por qué? Fácil: ante la ausencia de tres rapiditos: Hauche, Fariña y Centurión, Lucho Zubeldía, supongo, se verá forzado a cambiar pelotazo y contragolpe por circulación y pelotas paradas.
Existen otras suposiciones algo perversas respecto de tanta diferencia entrambas actuaciones, pero sería revolear una matraca con la que limpiamos el inodoro después una noche de enterocolitis. Sin embargo, en este negocio de primera C que es el fútbol ya nada me sorprende. Tengo amigos en Olé, TyC y Clarín que sabían qué equipos descendían y cuáles serían campeones (tampoco es tan difícil). Desde ya, advierto que este año volveremos a las andadas con los siniestros arbitrajes digitados desde la AFA. Basta con observar los absurdos penales no cobrados, los inventados y el plano inclinado de nuevo en boga.
Sin Centurión y Fariña lesionado deberemos conformarnos con las genialidades de Vietto, que no son pocas y que, entre otras cosas, abriera el partido contra los bichos de la paternal. La próxima nos espera el vecino de los siete puentes. Espero que nuestra quick Sand los tape con pesados y rápidos granos de arena ¡Vamos Racing, carajo!
Por lo menos así lo siento yo.
ADELANTADO ACADÉMICO
