No obstante, cuando días atrás conocí la posible formación para enfrentar al flojito Rafaela, intuí un resultado adverso. Empero, la realidad rebasó mi intuición. Es más, superó todo lo imaginable. Fue, decididamente, grotesco. Infumable como faso de gofio. Como decía mi difunto abuelo: “Propio, propio, una chapuza”.
Y lo más preocupante de todo es que Lucho Zubeldía comienza, lentamente, a convertirse en otro cabeza dura que nos hace odiar eucaliptus con ínfulas de profesionales del balompié. Don Lucho, usted es lo suficientemente inteligente como para seguir exprimiendo corchos así que, por favor, póngase firme con la dirigencia y borre de un plumazo a varias migrañas crónicas. Seré lapidario: estoy repodrido de Pillud, Corvalán y Sand. E insisto: sin Yacob, Pelletieri es uno del montón.
Don Zubeldía (como verán ya lo trato de usted), tardó tres goles en poner jugadores que debían haber iniciado el encuentro: Vietto y Bolatti, por ejemplo. Y repito por enésima vez: BASTA DE PILLUD Y CORVALÁN. Mis gónadas parecen huevos de dodo.
Hay que ser sensatos: sin las preocupantes presencias de Centurión y Vietto, así liberado, al humilde Rafaela le bastó con ganarle las espaldas a Pillud ¿Dónde carajo estaba este gallardo mancebo de gelatinizada cresta en los tres goles? Sí, sí, ya sé, en uno hizo el penal y en los otros brilló por su habitual ausencia. Estoy caliente, recaliente. Es hora de poner la carne en el asador y dejar de jugar con zombis en otra repetida película de terror que ya padecí con anteriores entrenadores. Ser tozudo y esperar resultados distintos repitiendo los mismos yerros es un enema de plomo fundido para todos: jugadores e hinchas.
Ya está, el equipo (si es que lo hubo) dio asco. Y esto es por culpa de insistir con tipos que no pueden vestir más la gloriosa celeste y blanca: Corvalán, Pillud, Sand... Y, antes de que comiencen a asomar los silbidos, banco urgente para Pelletieri, quien pasa un mustio presente. Titulares: Saja, Ortiz (muy bajo por culpa del inoperante Pillud)), Cahais, Perez Guedes, Camoranesi, Villar, Vietto, Fariña, Bolatti. En los laterales cualquier opción es mejor: Arano, el panadero Díaz, Capusotto o Francella y sangre joven… o sangre, al menos.
ZZZZZZ… “¡Papá, papá! Te quedaste dormido viendo el partido” “¿Eh? ¿Qué partido?” “Papá ¿Y ahora… adónde vas?” “Ya vengo, hija. Avisáme cuando juegue Racing. Voy a tomar un trago. Tuve una pesadilla espantosa”.
Por lo menos así lo siento yo.
ADELANTADO ACADÉMICO
