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11 diciembre 2012

A NUEVE DEL PRÓCER MOSTAZA


11 diciembre 2012


Cuesta creer que se requirieron de cuarenta y dos puntos para salir campeones en aquél inolvidable torneo. A tan sólo uno de River. Este semestre, con treinta y tres logramos la mejor campaña después de once años de la vuelta olímpica. A nueve puntos del prócer Mostaza ¡Nueve puntos! ¡O sea: tres triunfos más! Aquí es donde podemos apreciar cuánto debió sumar nuestra querida academia en el 2001 para superar a un voraz subcampeón. Asimismo, cabe reconocer que Zubeldía cumplió los objetivos prefijados: Estar entre los cinco primeros y superar las treinta unidades.

Como la fecha pasada adelanté el balance positivo, me gustaría realizar un repaso jugador por jugador, comenzando por los picos más altos. Saja: A pesar de que los últimos partidos no estuvo en el nivel que nos tiene acostumbrados (esperemos sea tan sólo un lapsus) es, quizás, el mejor arquero del fútbol argentino. No hace falta agregar nada más. Fariña: Finalmente reveló todo el potencial que insinuaba. Obtuvo la titularidad con goles y talento. Rellenando uno de los huecos que padecía el plantel (enganche punzante). Centurión: La gran apuesta de Zubeldía. Atrevido, temerario, imprudente, desfachatado, impredecible, incansable, las pide todas y no arruga. Una enorme alegría para nuestro corazón académico. Debería quitársele la responsabilidad de marcar. No tiene la culpa de que Corvalán sea impresentable. Querría verlo, al menos, una temporada más, pero… negarse a una oferta suculenta que engrose las magras arcas del club a riesgo de una lesión (le pegan demasiado)... es propio de Quijotes. Vietto: El más completo de los juveniles. Es pibe pero, por el panorama que posee para jugar, parece viejo lobo de mar. Aguerrido artillero, asistidor y gambeteador que parece no pesarle nuestra querida camiseta. (Racing no es para cualquiera y menos para un mocoso de diecinueve años).

Ortiz: Sin lugar a dudas la gran adquisición, el hallazgo. Llegó con la celeste y blanca pintada en el pecho. Sólido en la propia área y de temer en rodeo ajeno (no sé porqué pero me recuerda a Loeschbor). Cahais: Buena dupla con Ortiz. Camino a ser un histórico del fondo racinguista (no sé porqué me recuerda a Ubeda). No descolló pero cumplió con un aceptable campeonato inicial. Camoranesi: Oficio, calidad e inteligencia. Alguien que lee los tiempos, la entrega redonda y aporta un par de sutiles pinceladas por partido. Su chapa le permite raspar sin cargarse de tarjetas. Con menos años o mejor estado físico estaríamos hablando de un crack, pero no puede soportar el ritmo por más de un tiempo. Pelletieri: Aquí probablemente, más de uno se fastidie, pero el pulpo ya no es lo que supo ser al lado de Yacob. No podemos negarle el compromiso con la camiseta de Racing ni su emparentado carisma con el payaso Lugüercio, ambos quienes entendieron la idiosincrasia del hincha racinguista. Empero, sin un distribuidor a la par, mengua tan sacrificada labor. Villar: Fue de mayor a menor pero es otra de las grandes incorporaciones. Entrega, marca, juego y precisa ejecución de tiros libres. Fundamental en el desarrollo del torneo. Jugó de tres, de cuatro, de ocho y siempre fue positivo para el grupo. Y, si bien, sobre la recta final declinó su nivel, el barba cuenta con mi aquiescencia.
Zucculini: Otro juvenil que está respondiendo muy bien. Buen quite y aceptable distribución del balón. Pinta para patrón del medio pero le falta rodaje. A no olvidar que su puesto es, quizás, el más difícil de cubrir. Basta con observar la presencia que acumuló Bastía y lo convirtió en baluarte del sabalero. Pillud: En contraposición con el barba, fue de menor a mayor. Sin ser santo de mi devoción, se lo nota más enganchado y empeñado en mejorar. Sin embargo, le ganan mucho las espaldas y lanzado en ataque nunca termina de concretar. Corvalán: Pésimo, impresentable. Su presencia es un enigma. No tiene quite, le ganan las espaldas todo el tiempo, carece de proyección y se equivoca sistemáticamente en las entregas. Hace tiempo que debió dejar la titularidad. Cualquier reemplazo es mejor opción que su negativa presencia en el equipo. No sólo no aporta sino que resta. Hauche: Con un arranque prometedor y, siendo una de las figuras ante Independiente, perdió la titularidad. Probablemente, por su nivel de ansiedad y egoísmo que lo limitan a chocar y chocar contra los contrarios. Con un buen champú podría convertirse en suplente interesante. Migliónico: Jugó poco pero bien. Probablemente, el deficít de Zubeldía al insistir con Corvalán que jugó mucho y mal. Para tener en cuenta si no se compra un reemplazo. Pérez Guedes: Otro que jugó poco y bien. Mucho mejor que Aued a pesar de que no tuvo tanta presencia. Aued: No me convence. Jamás comprendí su función todas las veces que jugó. Sand: Cuando le hizo los dos goles al Rojo todos nos ilusionamos pero fue sólo eso: una ilusión. Exasperantemente lento. Soporífero. Contrasta con la velocidad de los tres rapiditos y siempre queda a contramano, arruinando cada ataque que interviene. Junto con Corvalán los puntos flojos de este Racing. Cámpora: Lejos de ser un crack, fue más importante y agresivo que Sand. No logró la titularidad porque, con justa razón, los juveniles le ganaron la parada. Puede ser un interesante suplente pero no pinta para goleador.


Por lo menos así lo siento yo.
ADELANTADO ACADÉ
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