"Volvé a Cruzeiro la puta que te parió". Tomo esa frase como parámetro para reflejar la involución total que sufrió el hincha de Independiente en los últimos años. Y justamente por ahí se empieza a encontrar las explicaciones de este asqueroso momento.
Sean tres, cuatro, cien o un millón de hinchas, considero que representa a la mayoría. ¿Cómo puede ser que se la agarren con Ernesto Farías? Un jugador que a lo largo de su carrera dio sobradas muestras de una enorme categoría y un olfato goleador demoledor, hoy es bastardeado por el simple hecho de ser la principal víctima de la carencia total de armado juego en la mitad de la cancha por parte de Independiente. Problema que Américo Gallego jamás supo solucionar.
¿O acaso nos olvidamos de Germán Denis? Que llevó a cabo una lamentable primera parte y después se destacó nítidamente siendo vendido al exterior. Pero así está el hincha del Rojo, desmemoriado y desesperadamente urgido por el resultado olvidándose de todo, hasta de nuestra propia identidad. ¡Metiendo entre nosotros a un pastor! ¡Qué mal te estamos haciendo querido Rojo!
Así está el hincha de Independiente. El que reeligió a Julio Comparada en 2008, el que transformó prácticamente en ídolo a un Antonio Mohamed cuyo equipo nunca jugó a nada (recordar que perdió una final ante el Jubilo Itawa) pero producto de la fortuna ganó una Copa Sudamericana contra un club brasilero descendido. El mismo hincha que le dio la espalda al proyecto del nacido en la institución, y que la quiere de verdad, como Cristian Díaz apostando por un Tolo Gallego que creían que era un poco más que Dios y nada, absolutamente nada, logró modificar.
De esta forma cerramos el 2012. Molestos, nerviosos, alterados, muy confundidos y, lo peor de todo, sin saber quiénes somos ni qué queremos. Estamos mal, podemos estar peor.
Por lo menos así lo siento yo.
ADELANTADO ROJO