Después del faltazo y las protestas de la semana pasada, en donde organicé un paro al que me adherí únicamente yo (adelantados cagones), volví, con el rabo entre las piernas como diría el Chavo, a escribir en este blog explotador. 

Con o sin mis minuciosos análisis de los partidos, en Rafaela todo está como siempre estuvo: MAL. Se jugaron 5 partidos de los que se perdieron 4, de local o visitante a estas alturas ya da lo mismo. El equipo está en un mal momento pero todavía hay esperanza. 

Unos entran, otros salen, pero todos terminan rindiendo mal. Pero ojo, se rescata lo hecho en La Plata, aunque se perdió el equipo mostró una especie de levantada con momentos de buen juego pero cero efectividad. Por Dios muchachos, la pelota tiene que entrar en ese coso rectangular de tres palos, no sirve patear por patear.

La tarde – noche platense empezó como en un sueño. Tres minutos del inicio y ya estábamos 1 – 0 de visitante, manejando la pelota con poca claridad, pero tranquilos. Hasta que sistemáticamente el pincha nos fue robando protagonismo. Terminando el primer tiempo, Carniello, autor del primer gol, cometió una falta en el área y nos empatan. En el segundo tiempo el partido siguió igual, bien Atlético con la pelota pero menos efectividad que el loquito de la foto. A los 25, gol de Román. Perdíamos dos a uno. No se puede negar que post gol el equipo mejoró bastante, con mucho juego asociado se buscó el empate, pero no se pudo. Después el blooper de Sara y se terminó el partido. Se lo perdona, siempre. 

Se viene un final de torneo complicadísimo, cinco partidos que nos van a hacer sufrir bastante, de los que tenemos que sacar la mitad de los puntos si queremos estar tranquilos. El que está a la vuelta de la esquina es RiBer, pero en Rafaela. Habrá que poner mucho huevo y tratar de sacar adelante el partido. Desde acá el amor va ser siempre incondicional.