UNA DOLIDA REFLEXIÓN
A ver muchachos, vamos a hablar claro y sincerarnos un poco.
Remontémonos a los primeros partidos de este torneo cuando el equipo no lograba arrancar y Cristian Díaz era ferozmente criticado, ¿se acuerdan? Si bien el funcionamiento aparecía de menor a mayor y pudo avanzar de fase en la Copa Sudamericana eliminando a Boca, es verdad que el rendimiento no conformaba del todo y aquella derrota con Arsenal, en casa, hacía insostenible la continuidad del ex lateral izquierdo del Rojo.
En esos momentos, en lugar de apoyar el proyecto
(como solicitaba en estas humildes líneas) y bancar al joven entrenador, confeso hincha del club, que conocía perfectamente las inferiores (con buenos trabajos allí), se optó por la supuesta alternativa mágica, esa que era más simple y fácil de elegir por el consenso que genera un tipo que supo salir campeón.
Con la gente excesivamente nerviosa, resultadista al mango, olvidando la grandeza, el buen gusto y seriedad que siempre caracterizó a Independiente, se inclinó por el "salvador", por el endiosado Américo Gallego.
¿Qué cosechó hasta aquí el Tolo? Tres partidos ganados, tres empatados, tres perdidos y eliminación de la Sudamericana. Dejando de lado los fríos números, el equipo continúa igual de inexpresivo que antes que asumiera el entrenador de gran consenso popular; cuyo costo económico es significativamente mayor que el de Cristian.
Qué mejor ejemplo que la última presentación para tomar como parámetro (partido para el cual Gallego guardó lo mejor, excluyendo a los titulares en Chile). Con los once hombres que mejor representan al técnico, Independiente fue una mediocridad total. Frente a un humilde institución de fugaces pasos por Primera División, el Rojo no logró apelar a su prestigiosa historia y tuvo más autoridad ¡San Martín de San Juan! que nuestro querido club, transformando a Hilario Navarro en figura.
Así estamos señores, con un presidente con un valor inconmensurable para enfrentar a las barras, pero que equivocó el rumbo futbolístico escuchando a las nerviosas masas; con un entrenador que la cuesta horrores dirigir sin grandes estrellas y menos aún teniendo que lidiar con la palabra "descenso" y un plantel que nos trasciende la medianía.
No sé ustedes, yo me cansé de ver a Independiente deambular por la extrema mediocridad cual equipo chico. Ya lo asumí, irse a la B es una posibilidad concreta.
Por lo menos así lo siento yo.
ADELANTADO ROJO