SHH...
funcionamiento del equipo, quedé pipón con el golazo del pibe Vietto.
Varios se fastidiaron cuando, días atrás, expresé que Zubeldía debía evitar rigidez en sus planteos y otros se asombraron cuando aclaré que este técnico de treinta y una velitas no se casa con ningún estilo y se amolda a lo que hay y lo que venga. Pues bien, esto fue el ancho de espadas que puso al sabalero contra la pared. Anulados los habilidosos, Bastía debió tomar el timón del equipo rojinegro y tratar de conducir sus frustrados embates. El polaco jugó un partidazo, pero un solo pincelazo de Camoranesi fue más que todo lo realizado por el ex Racing.
Shh… De a poco, comienzan a cerrarse las bocas de foráneos que intentaban sabotear o ningunear las páginas de la acadé. Lentamente, los verdaderos hinchas empezamos a silbar bajito y a tratar de no levantar la perdiz, de no mufar ni quemar esta racha que dejó de ser casualidad para convertirse en causalidad. Este equipo que fue moldeando Luís Zubeldía tiene la cualidad de exasperar al rival y Colón terminó de perder la paciencia a seis del final, convirtiéndose en colon irritable. Lo que antes padecía nuestra querida academia, ahora lo sufren los rivales.
Shh… El súper chino fue un espectador de lujo (la única vez que llegaron fue con un córner cerrado). Pillud jugó un partido notable (hasta le hicieron penal) y Corvalán no desentonó. La defensa no mostró fisuras y el pibe Zucculini se comió la cancha. Quizás, el mejor partido desde que está en el primer equipo. Villar (de regalo, gran parte del encuentro), es una pieza fundamental que, con su parsimonia de rugbier para ejecutar todos los tiros libres, les brinda oxígeno a los desaforados rapiditos que despatarran a cualquier defensa.
Ahora bien, desde un punto de vista estrictamente estético, este Racing dista bastante de ser fluido y cautivador; pero: alcanzamos la punta, tenemos la delantera más goleadora y una de las vallas menos vencidas, derrotamos a River, Argentinos y Colón de visitante, aparecieron figuras de la cantera del club y las compras resultaron ser adecuadas. Ningún equipo nos desbordó, el plantel cada vez parece más sólido y genera espacios retrocediendo para darle recorrido a las hirientes saetas que los contrarios sólo ven cuando saludan antes del partido. “Nunca vi delanteros tan rápidos”, dijo Cámpora. “Estos chicos tienen que esperarme un par de segundos para que yo pueda entrar en la jugada”.
La próxima fecha se viene la lepra… Shh!!!! Chito la boca.
Por lo menos así lo siento yo.
ADELANTADO ACADÉMICO
