Debo decir que no es fácil para mí sentarme todas las semanas frente a la compu y tratar de ponerle algo de onda a las sucesivas derrotas de Huracán. Si bien uno puede hacer un chiste o dos, lo cierto es que esta realidad duele mucho y verdaderamente ando sin ganas, pero no solo de escribir, sino también de todo lo que trae consigo perder todos los putos fines de semana.
Tener que afrontar la semana con el culo roto te mal predispone para todo. Vas a laburar y ya sabes que desde que salís de tu casa hasta que volves todos te van a recordar que Huracán volvió a perder: el encargado del edificio, los compañeros del laburo, los de la facultad, tu vieja que te llama y pregunta, tus amigos, el
jefe, los pelotudos que no te conocen pero saben que sos quemero, el almacenero, el del garaje, algún pajerto del facebook, todos y todas, sin excepción. Incluso te molestan los que te tiran buena onda, pareces un enfermo terminal al que le dicen que todo va a estar bien, que todo va a estar mejor.
La verdad es que a esta altura se te acaban las respuestas, porque yo podría decir que el globo jugó mejor, que por fin se soltaron los laterales, que Mancinelli le hace muy bien a la defensa, que Battaglia cuando quiere, puede; que Martínez bien llevado va a hacer destrozos, que se generó más futbol el último partido que en todo el torneo, pero hoy ya no es consuelo porque si la pelotita no entra la cosa se pone cuesta arriba, los jugadores pierden confianza (si es que alguna vez la tuvieron) se van desmoronando, como la imagen de Domínguez partido tras partidos (Por favor, Edu, volve a ser el de antes!!!!).
Huracán armó un equipo para pelear el ascenso y esta último. Van siete fechas y ya estamos mirando la tabla de los promedios, cambiamos de técnico (el séptimo en un año y medio creo), renunció el manager, la gente ya putea a los jugadores, a los dirigentes, al técnico (que se fue) y todo tiene la sensación del caos de los últimos años en el club.
Las dos últimas fechas jugamos y perdimos contra equipos que no habían ganado en el torneo, es decir, que eran partidos en los que se podía levantar cabeza. Huracán dejó pasar esas posibilidades, se alejó mucho de su objetivo y se acercó mucho a su pesadilla. Yo se que todavía falta mucho, espero que sea solo un mal, malísimo, arranque y que como dijo Jesús los últimos sean los primeros. Mientras tanto que último apague la luz que lo que hay para ver hace mucho daño.
Por lo menos así lo siento yo
ADELANTADO QUEMERO
