El
futbol, como la tele, y nuestras vidas están dirigidas por el mercado. En él,
existe la necesidad de valuar, medir y competir todo(s) contra todo(s)
permanentemente. En el mercado todo es mercancía y cada mercancía compite entre
si, para imponerse como tal. Pero también compiten entre si para mantener
oculto al mercado detrás de una falsa contienda, que nos pone a elegir entre
uno y otro cuando en el fondo todo es lo mismo: mercancía.
El
espectáculo es esa falsa rivalidad y su mayor virtud es hacernos parte, que
tomemos partido por uno o por otro. Todo lo que pensamos, y hasta lo que
sentimos, esta preformado por la mierda
que se mete en nuestra cabeza día a
día, sobretodo desde el televisor.
Hoy
la tele apela a los sentimientos y a los escándalos para entretenernos y
hacernos emocionar. Así, como lloramos con Carmen y amamos a Susana, también
soñamos con cogernos cada noche a las putas de plástico que se hacen llamar
artistas y cantamos a los gritos y en calzoncillos sobre el sillón del comedor
“A mi manera” a dúo con un tuerto canceroso que lo arroyo un tren y se vino
caminando desde Curuzu cuatia para cumplir sus sueño de ser famoso en la gran
ciudad…
De
toda esta degradación de la condición humana, obviamente, no escapa el futbol. Es
igual que la televisión: los programas son malismos, aburridos, hay más
polémica que diversión, los interpretes son horrendos y lo más importante
siempre pasa afuera de la cancha (o de la tele), aunque nos quieran hacer creer
lo contrario con el show.
Que
el futbol este hecho mierda es directa responsabilidad de Julio “nomemueromás”
Grondona, pero que se juegue tan mal, sin lugar a duda, es responsabilidad de
Salvador “minombreesengañoso” Bilardo y sus viudos e hijos.
Si
algún “no quemero” lee esta columna dígame, abajo, en los comentarios, como
jugó su equipo. Estoy convencido que el 90% de los hinchas me va a decir que su
equipo no juega a nada, que no hay ideas, que no hay movilidad, que nadie pide
la bocha, que todos se esconden y especulan, que su equipo juega a no dejar
jugar al rival.
Los
quemeros, vimos un partido que seguramente olvidaremos rápido. El primer tiempo
me lo dormí todo, en la
Bonavena, con el sol en la jeta. El segundo, me hubiese
gustado dormir pero la bronca, la impotencia de ver a esos pibes me quito hasta
el sueño. Parecía que nunca habían jugado juntos al futbol. Ahora lo entiendo a
Barrientos, sino te fumas uno te tenés que matar…
Se juega como se vive. Así estamos, nosotros y nuestro contexto. Sometidos al hegemónico relato bilardista del futbol, a la cruel puja mercantil de la sociedad de consumo, a las reglas “show business” haciendo nuestro papel, a veces mal, otras veces peor, hasta que, como en 2009, rompamos el molde y Huracán vuelva a encabezar esa lucha por devolverle al futbol ese estilo que nos permita volver a soñar, mientras tanto “show must go on”…
Se juega como se vive. Así estamos, nosotros y nuestro contexto. Sometidos al hegemónico relato bilardista del futbol, a la cruel puja mercantil de la sociedad de consumo, a las reglas “show business” haciendo nuestro papel, a veces mal, otras veces peor, hasta que, como en 2009, rompamos el molde y Huracán vuelva a encabezar esa lucha por devolverle al futbol ese estilo que nos permita volver a soñar, mientras tanto “show must go on”…
Por lo menos así lo siento yo
ADELANTADO QUEMERO