“Si Zubeldía hace cirugía mayor y ganamos… es mi deseo”. Fue el último párrafo de mi comentario anterior. No es hablar con el diario del lunes. Nunca fue el diario del lunes, sino todos los diarios juntos de meses atrás. Un eximio concertista de piano dijo que si practicaba una hora menos por día, él lo notaba, que si reducía dos horas los críticos se percataban, y si practicaba menos de tres horas diarias hasta el público se daba cuenta. Bueno, todo el mundo sabía que en Racing debía hacerse cirugía mayor. Licht suspendido, afuera Toranzo, Gio, Santander y Hauche. Cinco de once… es cirugía mayor. 

Y con esta movida táctica debo leer entre líneas que la frase de Zubeldía “Me equivoqué contra Lanús” debió de ser “¡Vieron, manga de giles, que tenía razón!”. Y debo leer entre líneas que, confiados por los dos triunfos consecutivos, dirigencia y empresarios plantearon la necesidad de seguir manteniendo a las “figuras” en la góndola ¿En qué me baso? Simple: la cara de ogt y el poco interés de Zubeldía durante todo el partido frente a Lanús. La antítesis de la desmedida euforia en triunfos ante sanjuaninos y pincharratas. Ahora, la ecuación era simple: NO podían perder con los mismos tipos. 

Asimismo, el partido empezó complicado. Pero, la rapidez del técnico en descifrar el intríngulis y pegar un golpe de timón cambió el rumbo (enroque corto de Viola y Castro). Es cierto, el gol acomodó el trámite, pero no quita la evidente intención de “in crescendo”. También se avivó de que nos vacunan finalizando los primeros tiempos y al comienzo de los segundos y mandó a hacer la plancha. Y, como veníamos diciendo, metió a Gio (exquisita vaselina) en ventaja y con el partido lento. Importante contribución de Caballero en una corregida defensa y acertada la inclusión de Martinez para no padecer centros. 

Hubo dos frases de su conferencia de prensa que me gustaron y, vaya coincidencia, también citáramos en comentarios anteriores: “Juega el que esté mejor” y “Opté por estos cambios porque quería velocidad” (Esto debe interpretarse: “Hice los cambios porque no quiero lentitud”). 

Tan obvio como los cambios que, finalmente, hizo un TÉCNICO que no vende humo, el triunfo significa mucho más de lo que parece: El tipo se levanta a las cinco de la madrugada, TRABAJA, piensa, analiza y no se casa con nadie. Demostró quien tiene la razón. Que gana quien labura, se compromete y predispone a pertenecer a un grupo. Que velocidad y táctica siempre prevalecen sobre habilidad de potrero e improvisación. Que el discurso siempre será claro, humilde y despiadado. Que jugarán quienes estén mejor. Que no se dejará pisotear por los árbitros. Que tiene pulso y sangre fría para realizar los cambios pertinentes ante cada situación. Ya conoce virtudes y defectos de cada jugador. Y que, aunque diga que es vinotinto, defiende nuestros colores más que varios “hinchas”. Esta noche duermo tranquilo.