EN EL OLIMPO DE LA VICTORIA
Arruabarrena había pedido una reacción tras una seguidilla de cuatro partidos sin triunfos. Surtió efecto, con un equipo metedor, 100% garra, y 100% Victoria: Tigre le ganó a Boca y repitió contra Olimpo, con un 1-0 clave para los promedios.
El Vasco tiene mucho mérito en la reacción (a tiempo) de Tigre. ¡Valió la pena cambiar! En la confección del equipo, acertó en todo. En el esquema, En la búsqueda, más agresiva y ambiciosa. En el método, sin renunciar a jugar bien al fútbol.
El Vasco pidió una reacción: dos victorias y el esfuerzo descomunal de sus muchachos se la dieron. Respirá...
Tigre lo ganó a lo guapo. Porque los jugadores querían demostrarse a sí mismo que el triunfo ante Boca no había sido casualidad. Jugaron un partido de esos que se denominan de “seis puntos” y se quedó con tres puntos más que valiosos ya que quedó a un punto de los de Falcioni y Newell´s. Y, lo más importante es que está en zona de promoción. Tigre no luce pero transpira como pocos. Con amor propio. Con el cuchillo entre los dientes. Y al equipo cuando le falta fútbol, lo gana con huevos. El único gol lo anotó Galmarini en una jugada muy discutida, pero que importa, vale tres puntos.
En época de definiciones es bueno saber que todavía falta mucho, que el peligro aún no desapareció.
En época de definiciones es bueno saber que todavía falta mucho, que el peligro aún no desapareció.
Ahora pónganse el casco y agarre fuerte el escudo, estimado Tigre. Porque se viene una serie de batallas futbolísticas por la permanencia que invitan a estar preparados. Habrá que tomar primero las ciudades pequeñas, expandirse luego por las zonas rurales, y terminar en la urbe más grande: la Primera División. Como punto de partida, no hay que ir una batalla futbolera sin preparación. Por esa razón, la victoria ante Boca y el golpe de nocaut a Olimpo deben actuar como un inflador anímico. El Vasco profesa una idea de juego, y hay que creer en ella. Quererla. Defenderla. Ilusionarse. Masticarla. Y honrarla en la cancha.
Dicen que la verdadera victoria no es la que se consigue en una batalla ganada, sino en cómo aprendemos a levantarnos de las batallas perdidas. Tigre ya sufrió muchos reveses. Entonces, es hora de sacar provecho de lo aprendido a los porrazos. ¡Vamos que se puede!
Por lo menos así lo siento yo.
ADELANTADO MATADOR