ESTA TARDE CUESTE LO QUE CUESTE...
Boca tocó fondo ¿tocó fondo?, nueva derrota de local, dudas sobre la continuidad de Bichi, clásico a la vista, declaraciones polémicas de algunos dirigentes y jugadores...
Gracias a Dios, en este momento ultradelicado Bichi Borghi dejó de lado sus caprichos, abrió los ojos y de una vez por todas tomó ciertas decisiones de importancia: Afuera el arquero inseguro y ninguneado hasta por la propia hinchada. Linea de cuatro defensores: Cellay, Caruzzo, Insaurralde, Clemente. Un volante central, Seba. Dos volantes claros, el zurdo Gimenez por izquierda y Méndez por derecha (¿cómo no juega Chávez?). Dios de enganche como siempre. Dos delanteros, en principio, uno por afuera y uno por adentro, ¡lo lógico! (lo ilógico son los nombres, pero bue, esa es otra historia en la que hoy no me voy a meter).
Nada garantiza nada, pero por lo menos algunas decisiones dan un poco de tranquilidad ante los nervios que a mi y a la mayoría de los hinchas nos genera el técnico más amargo del fútbol argentino.
De todas maneras hoy es otra cosa, hoy no importa la posición en la tabla, no importa quién es el DT, no importa lo que se haya dicho antes, no importa nada. ¡Sino preguntale a Hugo Romeo Guerra!. Hoy es el día en que te levantás, mirás por la ventana y ves todo color azul y amarillo, pensás en azul y amarillo, hablás en azul y amarillo. Hoy es el día en que las teorías, las tácticas, las opiniones, los fundamentos, todo, todo eso se deja de lado y se transforma en fe. Y la fe se basa en el amor; en el amor a la camiseta; en el amor a ese club que nos despierta tanta pasión; en el amor a esa cancha que late, que tiembla, que sufre, que goza; en el amor a esa hinchada que es la más grande del mundo.
Haciendo un poco de memoria hoy cuando me levantaba, pensaba en algún clásico, se me venían a la cabeza miles, miles de partidos inolvidables, pero quisiera compartir uno con ustedes y que ustedes compartan con todos los bosteros aquel que les haya quedado marcado para siempre. Yo me voy a remitir a uno que se juegó a principios de los noventa, si mis cálculos no fallan fue en 1992, yo era un pibe de 9 años, que de a poco iba entendiendo de qué se trataba el bello mandato de ser Bostero. Domingo a la tarde, en el 125 blanco con mi viejo, volviendo vaya a saber uno de dónde, claro, el partido no lo daban por tv, así que Víctor Hugo nos iba contando todo por los cansados parlantes del Fiat. Tiro libre para Boca, al borde del área, me acuerdo como si fuera hoy del relato, patea Villita, fuerte por abajo, rebote en la barrera, le queda al Manteca, sale Comizzo, le paga mordidooooo....ta ta ta gol gol goooool! 1-0 y a cobrar. Minutos más tarde penal para River, nadie se anima a patearlo, todos se miran, agarra la pelota el "rústico" de Hernán Díaz; el Mono se para en el arco Xeneize, un gran arquero que tenía la triste virtud de ser un horrible atajador de penales. Víctor Hugo avisaba que Comizzo estaba en el otro arco escuchando la jugada por radio sin querer mirar. Me acuerdo que le agarré la mano a mi viejo y se escuchó un: "atajóoo!" seguido de una serie de interminables adjetivos calificativos de esos que le encanta derrochar al relator rioplatense para con Navarro Montoya. Fue 1-0. Pero no fue un clásico más, fue el clásico que me enseñó lo que es ser Bostero y lo que es saber que el campeonato tiene 19 fechas, sí, pero que esta tarde, esta tarde tenemos que ganar!!!
Por lo menos así lo siento yo.
ADELANTADO XENEIZE
