Por esas cosas raras de la vida, de nuevo ante Vélez, otra vez en el
Centenario y nuevamente por 2 a 1, el Decano ganó tras de una larga sequía.
Tuvimos que esperar al quinto partido en este 2015 para recibir un premio. Hubo
que llegar al quinto encuentro consecutivo de local entre este torneo y el
anterior, para poder cortar la mufa y festejar. Tuvimos que soportar arbitrajes
de quinta que potenciaron nuestras limitaciones propias, para disfrutar del
desahogo. Y así fue que un buen día, después de todo ese sufrimiento, Quilmes
puso quinta, apretó los dientes, se animó, mereció y ganó. Esta vez fue más
agresivo, más claro y más efectivo que su rival. Y para no ser menos en cuanto
a este jueguito de palabras, sumó su quinta unidad en este particular torneo de
30 equipos.
Insisto con que todavía falta para que el equipo alcance el nivel que podría
tener, aunque debo reconocer que dentro de las malas de este Cervecero, de a
poquito se notan cosas positivas. Más solidez en el medio, mejor trabajo de la
pelota parada, identidad adquirida paulatinamente. Aparte, ¿alguien notó que,
mal que mal, es un equipo con gol? Anotó 6 veces en 5 partidos, solamente en
uno no marcó, y en dos ocasiones hizo goles de a 2. Buen número si tenemos en
cuenta que en el campeonato anterior, Quilmes hizo solamente 12 en 19 partidos
(y 4 fueron en uno solo). Para mí, el equipo es más oportuno que los
anteriores; faltaría lograr la estabilidad defensiva que caracteriza a los
conjuntos de Falcioni, y capaz podamos empezar a soñar con dejar de padecer
tanto.
Pero ya fue suficiente. Esta semana no voy a analizar mucho porque como
amante del QAC, merezco darme el gusto de hablar de la felicidad en todas
las caras luego del pitido final. Era esa escena que como hincha venía esperando
ansiosamente, que me daba ganas de gritar sacado mirando para los costados,
darle un abrazo a cualquier desconocido o hasta hacer la clásica de las
películas de estamparle un beso a alguna dama que anduviera cerca, a riesgo de
ligar un sopapo. Esos instantes en que, durante el tiempo que nos envuelven, no
nos importa nada más.
No sé con qué nos esperará Newell’s en Rosario, pero, ¿quién me quita lo
bailado?
Por lo menos, así lo siento yo.
ADELANTADO CERVECERO - @Adrian28qac