Obviamente, el título es en alusión a la situación de Argentinos en Corrientes. Por si algún desprevenido no se enteró, el partido que tenía que jugar Argentinos hoy contra Boca Unidos se suspendió porque 10 jugadores se intoxicaron en plena concentración. Desde ya, en estas líneas quisiera mandarles un humilde saludo a las personas a las que le afectó el virus.

Ahora, este no-partido contra Boca Unidos tiene, como la mayoría cosas de la vida, su lado bueno y su lado malo. El lado bueno es que por un tiempo (hasta que se reprograme el partido), vamos a haber “cambiado la localía. ¿Qué significa esto? Ahora estamos sextos (que desde ya es un papelón) con un partido menos y la próxima es contra Instituto de local. No en Corrientes. En la situación en la que estamos, esa pequeña diferencia es alentadora. Ahora estamos en una etapa en la que tenemos que conseguir oxígeno. Pasar, por lo menos un par de semanas, tranquilos. El triunfo en Pergamino trajo un poco de calma, esta semana va a pasar también tranquila. Es momento de agarrar una racha, ganar 2 o 3 partidos seguidos y encarar lo que queda con otro aire. Obviamente, esa rachita es mejor empezarla con Instituto en Paternal y no en Corrientes contra Boca Unidos.  Lo malo es que, al fixture apretado que existe, lo vamos a tener que apretar más y Argentinos sufre con eso. Pasa porque el plantel está formado por jugadores de más de 30 años. Tan solo por eso. ¿Es bueno? ¿Es  malo? No sé, tan solo lo es.

Por esto, a la pregunta: la suspensión, ¿nos favorece? Yo creo que la respuesta es sí, pero si hacemos las cosas bien… como todo en la vida
Por lo menos así lo siento yo.