También se callaron los anti Boca que estaban agazapados esperando que nos elimine el Capiatá. Un tropezón alcanzó para que la prensa, los jugadores paraguayos y demás odiadores profesionales del Xeneize se llenaran el pico hablando de catástrofe, vergüenza y demás atrocidades amarillentas.
Ahora hay que callar a las gallinas y al séquito de hinchas, no hinchas y periodistas adoradores de este Riber. Resulta que, de golpe, los muchachos de la mancha son una mezcla del Ajax de Van Gaal, con cositas del Milan de Arrigo Sacchi y el Barcelona de Guardiola. Dejame de joder. Juegan, sí, pero ese verso del equipo de lujo... tomatelá.
Cuando fuimos al gallinero les mostramos la chapa y tuvo que aparecer Vigliano para emparejar el asunto. Y después llegaron las excusas: que los perjudicó la lluvia, el viento. Solo les faltó decir que les molestaba el silencio del gallinero.
Por eso, en este sencillo acto, le pido al mejor equipo de la historia del Nacional B que le gane a Estudiantes. Que la mitad más uno los va a estar apoyando.
Y el jueves, en el templo sagrado o desde cualquier rincón del planeta donde esté el último de los bosteros, pido que alentemos. Que alentemos como nunca, como siempre. Hay que ganarle al equipo de Astrada y ese otro muchacho que no sé cómo se llama. Porque queremos la Copa, pero antes, sin lugar a dudas, queremos cruzarnos con el equipo del paladar negro. Con la cancha sequita, como les gusta a ellos; y mano a mano, como nos gusta a nosotros.
Por lo menos así lo siento yo.
