Cortes de luz. Penales en contra fallados. Cambios oportunos. Salvadas clave del arquero. Llegar y vacunar. Esos son los factores que predominaron esta semana en la que el fútbol vistoso fue precisamente el gran ausente. Parecieron dos partidos bajo la dirección técnica de Ramón, se los juro…
De todas formas, se rescatan muchos puntos muy positivos poniendo la lupa en ambas presentaciones: en Paraguay, la decisiva aparición, una vez más, de Funes Mori por izquierda para mandar el centro para el gol de Sánchez; y las contundentes definiciones de Driussi y Simeone, que venían con la mira torcida. No caben dudas que ese partido fue una cosa impresionante: del 1 a 0 y penal en contra, pasamos al 1 a 1, y luego en una ráfaga, pusimos un pie en los cuartos de la Copa. (Todo esto, a diferencia de cierto equipo que perdió de local tirando la pelotita para arriba contra un combinado de albañiles).
Y llegó Belgrano, un partido súper bizarro, teniendo en cuenta todo lo que pasó aquella vez, y también que fue, justamente, el último equipo (robo mediante) que le ganó al campeón. Y otra vez el culo y la efectividad fueron los atenuantes de un River que no mostró su mejor versión. Como puntos positivos, rescato la aparición de Guido Rodríguez, un alumno más de la escuela de mediocampistas centrales más grande del mundo, que jugó simple, al pie, y quitó muchísimo (Les aclaro que esta última no es su más grande virtud, por lo cual, no nos acostumbremos a que sea un todo terreno). Por otro lado, y sacando al extraterrestre de Teo y a San Barovero, que ya no sorprenden, el equipo mostró que necesita, como borracho al vino, a Gabriel Mercado. El lateral fue- y es- fundamental. Entró y dijo “por acá no pasa nadie más”, cuando había un tole-tole bárbaro por esa zona. Y no sólo eso, con dos asociaciones por su sector, llegaron los dos goles.
Para completar el análisis, creo que el nivel de Pisculichi bajó mucho en general: ya no exhibe esa claridad con la pelota en los pies, y tampoco en los tiros libres, arma fundamental de él y River. Finalmente, si hilamos muuuuuy fino, tampoco me fui conforme con la performance de Balanta: pese a ser implacable en el mano a mano, hizo foules muy boludos en zonas donde, con estos mierda, nunca tenés que dejarles la pelota quieta.
En fin, esperemos que para este “sprint final”, como lo definió el Muñeco, vuelva esa la cuota de fútbol, aunque tampoco me desagrada la efectividad que está mostrando el equipo con Teo como artillero. Lo cierto es que River no puede ser solo culo y efectividad, ni depender de eso…
Por lo menos así lo siento yo.
ADELANTADO MILLONARIO