Solo seis fechas y cuatro puntos cosechados bastaron para decirle adiós a Bernuncio. Su equipo nunca apareció, jamás encontró la brújula, no tuvo una idea de juego, ni un esquema en el que basarse. A todo eso se le suman los paupérrimos resultados, que son los que mandan para decretar este final que se veía venir.
La vorágine de un torneo corto que otorga 10 ascensos no da tiempo para malos resultados y más aún si el juego es pobre. En seis fechas nunca sumamos de a tres; cuatro empates y dos derrotas fueron demasiado tiempo perdido y será muy difícil recuperarse para lograr pelear de la mitad hacia arriba de la tabla.
Los cuestionamientos al DT comenzaron de arranque en su gestión, los planteos mezquinos y una nula audacia para ir a buscar el arco rival hicieron que llegaran las primeras – y justas- críticas. Pero al haber sido el arranque de visitante y sumando, se le dio crédito. Con el correr de los partidos fue cada vez peor, más conservador. El hincha ya estaba impaciente de ver un híbrido que ni atacaba ni contragolpeaba, que deambulaba en la cancha sin saber qué hacer.
Bernuncio ya se fue, ahora es tiempo de barajar y dar de nuevo, de ver como All Boys va a salir adelante, de cómo hacer reaccionar rápido a un equipo que imperiosamente tiene que ganar, cambiar el chip, jugar a algo claro, consciente de que el ascenso se puede lograr, haciendo lo que no se hizo hasta ahora.
Paradójicamente en el arranque del partido ante Unión, el Albo salió en busca del partido (cosa que nunca hasta ahí había hecho) y de arranque abrió el marcador, rápidamente el tatengue lo igualó y pocos minutos después All Boys volvió a ponerse en ventaja. En 16 minutos había pasado de todo. Encima Unión quedó con 10 y todo parecía encaminarse a la victoria hasta que de contragolpe llegó el 2 a 2 que sería el resultado final.
Por lo menos así lo siento yo.
ADELANTADO ALBO
