EL BIANCHISMO DEL VASCO

En el 98 llegó Bianchi con perfil bajo y, a pesar de los laureles que traía de Vélez, no se mostró arrogante ni lanzó declaraciones picantes. La confianza la empezó a construir de cero, más aún por ser el sucesor de dos pesados como Bilardo y Veira. El Vasco llegó hace diez días con la calma que lo caracterizó siempre, tanto de jugador como de técnico. Entró pidiendo permiso tras la partida del más grande de todos. También empieza de cero, no habla más de la cuenta ni dispara munición gruesa desde los micrófonos.

El Virrey llegó a un equipo en el que desfilaban tipos de la talla de Caniggia, Latorre, Fabbri, etc, etc, etc. Los que terminaron triunfando fueron Samuel, Román, Guillermo, Palermo, etc, etc, etc. En el equipo del Vasco no hay gente de tanto peso, pero empiezan a destacarse los menos pensados, como Colazo, Meli y Calleri.

En aquellos planteles de Carlos los jugadores se comían la cancha, la presión era bien arriba. Los suplentes corrían igual que los titulares, todos estaban contentos y motivados. El Vasco no se cansa de aclarar que va a necesitar a todos, y en tan solo tres partidos ya movió muchas piezas. Los que entran lo hacen bien. De a poco las cosas, de alguna manera, empiezan a funcionar.

En el 98, Serna era un volante más, relegado por el DT anterior, olvidado por la gente, intrascendente. Con tan solo un puñado de partidos en la era Bianchi se convirtió en una fiera, en el emblema del equipo, en el continuador del "huevo, huevo, huevo" que había dejado vacante Giunta. El Vasco le abrió la puerta a Meli, que no había jugado ni un solo encuentro. Tres partidos, tres veces figura. Pone, mete, raspa, es un tractor, parece no cansarse, llega al área rival. De la noche a la mañana se convirtió en un jugador vital.

Los grandes equipos de Carlos estaban decorados con la juventud de Navas, Marchant, Adrián Guillermo, Giménez y otros pibes que ponían su granito de arena. El Vasco ya le hizo lugar a Marín, Colazo, Erbes, Acosta, Bravo y, en cualquier momento aparece Cubas.

El primer modelo de Bianchi era pragmático y analizaba mucho al rival, para después bajarle un mensaje simple a sus jugadores. Navas, el ayudante del Vasco, estuvo en la cancha de Banfield, que Boca enfrenta dentro de dos fechas. Y se comenta que el DT, con sus pocos días de trabajo, prefiere el discurso simple y concreto para con sus jugadores.

Este capítulo recién arranca, vaya a saber uno cómo termina. Pero los primeros pasos del Vasquito tienen el sello de ese señor canoso que llegó a Boca hace poco más de quince años para cambiar la historia.

Por lo menos así lo siento yo.
ADELANTADO XENEIZE - @Roquelme