Así lo define la Real Academia Española:
1. Pieza de madera o hierro que atraviesa de una parte a otra.
2. m. Almohada larga que ocupa toda la cabecera de la cama.
3. m. En el fútbol y otros deportes, larguero horizontal de la portería.
De estar del otro lado de la vereda, esta nota -y en especial su foto y título- bien podría referirse al trabuco que se comió Chávez post debut goleador ante Vélez a modo de festejo. Pero no, acá no nos gustan las sorpresas.
Lejos estuvo de verse en estos últimos dos partidos el mejor River. Faltó presión y precisión, faltó juego y también asociación. Faltó Kranevitter. Y esta vez no voy a caerle (como gran parte de los hinchas, entre los cuales varias veces me incluyo) a Ponzio, a quien me cansé de putear en este último tiempo porque juega a un ritmo poco frenético. Quien haya leído mis anteriores notas se habrá dado cuenta que, de tener al lado al rosarino, la expresión de mi cara no sería precisamente la misma que de tenerlo a Messi. Por eso, y pese a joder bastante con chistes como "péguenle el culo con la gotita al banco a Ponzio", creo que Leo fue de lo mejorcito en estos dos empates ante Arsenal y Lanús. Si bien, como dije, no tiene la dinámica del Colo, se lo vio participativo, preciso en los pases (sobretodo en los largos), y bien a la hora de marcar, además de dejar de trasladar la pelota al pedo varios metros, cosa que hizo acordarnos de su madre varias veces.
Retomando un poco el inicio, son justamente el travesaño y la contundencia los dos factores que, a mi criterio, hicieron que River no haya podido ganar contra Arsenal y Lanús. Recordemos: con el partido 0 a 0 en Sarandi, Mora reventó el caño, y pese a que con el encuentro 1 a 1 Mercado saca una pelota increíble en la línea, queda la sensación de que se podría haber ganado con un poco más de efectividad adentro del área. La misma película se repitió en Lanús: el yorugua otra vez le dio a Florencia de la V estando 0 a 0, y luego fue Piscu quien de 40 metros le entró a Zulma Lobato. Una vez más, el travesaño le negaba el triunfo al más grande, y la efectividad adentro del área (Teo mano a mano, Pezzella con un cabezazo y otras situaciones más) es algo que preocupa de cara al clásico con los del chiquero: sabemos por experiencia que cuando a estos sucios no los embocás, la pagás.
De todos modos, a Teo se lo ve muy bien, y a Mora enchufadísimo: cada vez que la agarra, patea con mucha convicción y ya todos sabemos que cuando tiene esa camiseta olorosa en frente, se ve envuelto en un frenesí incontrolable. El panorama de cara al domingo es alentador, y realmente está prohibido no ilusionarse con una victoria: este equipo supo mostrar, además del juego asociado y la presión, un carácter de puta madre, digno de un boxeador que se levanta una y otra vez pese a los golpes de su adversario. Sesenta y un mil almas van a estar gritando desaforadamente por ustedes. Salgan a jugar, pero sobretodo, salgan a ganar.
A ganar como hace seis meses. ¿Te acordás? No fue córner, y siendo las 20:01, Orión salió a papar moscas y un ángel se elevó…bah, qué angel, Ramiro Funes Mori, tocado por la varita de algún Dios bizarro hijo de puta saltó como Cristiano Ronaldo y la mandó a guardar. Que la historia se repita.
Por lo menos así lo siento yo.
ADELANTADO MILLONARIO
