DIFERENTES CAMINOS
La Selección Argentina está en una nueva final del mundo y es una gran noticia.
Respecto al partido, el combinado nacional fue levemente superior a Holanda. Y los penales, es verdad que es importante la preparación e investigar cómo ejecutaron previamente los rivales, pero desde ya que la última palabra está en los pies de cada jugador, en las manos de cada arquero, la intuición, técnica y capacidad individual.
Una vez más, repito, no me identifico con el estilo ni las formas futbolísticas que pregona Alejandro Sabella. Llegue a la final, salga campeón del mundo o de la vía láctea, interpreto al juego de otra manera pero entiendo que hay distintos caminos para llegar al mismo objetivo.
Primeramente me hace un poco de ruido cuando se habla exageradamente de la preponderancia del entrenador, incluso aún por sobre la de los jugadores y su incidencia en el desarrollo de las acciones.
Que se hable tanto del partido "de ajedrez" que planteó el técnico y de la "batalla táctica", me deja un sabor a poco respecto a la calidad de Messi que estuvo ausente, las arremetidas de Lavezzi por las bandas que brillaron por su ausencia y las definiciones de Higüaín que no pude observar.
Hubiera preferido un equipo con más presencia y ofensivo. Una selección que se pare en campo contrario, que se asocie en los metros finales, que lastime por los extremos, que Lío tenga muchas opciones de pase, pared y descarga. Estoy seguro que este grupo puede jugar mejor y el primer tiempo de Alemania 7 - Brasil 1 es un ejemplo.
Sigo creyendo que Argentina ofrece bastante menos en relación a las herramientas con las que cuenta. Considero que el técnico privilegia demasiado el sistema defensivo y formas de neutralizar al oponente en lugar de trabajar la agresividad, cómo vulnerar la defensa de enfrente e intentar ser protagonista y el dueño de la iniciativa.
No obstante, Sabella suele preferir otras armas con las que este simple editorialista no comparte. Perdonen que no me sume al éxito sin detenerme en el cómo. Disculpen que no festeje como un loco y me detenga en el análisis del encuentro y las variantes tácticas y estratégicas. Sepan perdonar que no me deje llevar por el tentador imán del resultado y "pierda el tiempo" tratando de comprender qué sucedió los 120 minutos frente a Holanda.
Párrafo aparte para Javier Mascherano y el propio Alejandro Sabella. Independientemente de las ideologías y formas de trabajo, son dos grandes profesionales y es un orgullo que su integridad de persona nos represente a nivel mundial.
Por lo menos así lo siento yo.
ADELANTADO MENOTISTA