NOVEDADES

14 julio 2014

MIRADA BILARDISTA


14 julio 2014

LA ÚLTIMA CLASE

Los grandes Profesores están constantemente educando. Siempre, en todos los actos y en todas las situaciones, hasta el último momento. Alejandro Sabella no es la excepción, y nos educó a todos durante 3 años ininterrumpidos.

Educó a los jugadores, los transformó, los recuperó del papelón del 2010 y de la bochornosa Copa América 2011. Los escuchó, los dejó hablar, los respetó. Les mostró que él sabía más que todos y que la solidaridad era un valor innegociable. Logró que volvieran a tener ganas de jugar en la Selección. 

Volvió a darles entidad e identidad. Identidad que tantas veces los líricos boicotearon, pidiendo copiar el juego de tal equipo o de tal otro, adaptándose según la ocasión. Argentina recuperó el orgullo de tener identidad propia, sin imitaciones, sin versos, sin palabras. Con trabajo, mientras lo criticaban. 

Educó a los periodistas, demostrando que por más lobby que le hagan a algunos jugadores, lo importante es el grupo, que es más que las individualidades. Los educó contestando con altura e inteligencia críticas desleales, preguntas propias de estudiantes de primaria o de operadores mediáticos. Los educó como educan los grandes profesores, con vocación, entendiendo que un juicio dice mucho más de quién lo hace que del enjuiciado. 

Educó a la gente en la humildad de respetar a todos sin menospreciar a nadie, actitud que probadamente conduce a la derrota deportiva pero más aún a la derrota intelectual y humana. 
Educó a los bilardistas, enseñándonos que por más feroces y crueles que sean las críticas la respuesta no es la venganza ni el rencor sino la voluntad de hacer lo mejor posible nuestro trabajo y así hacer mejor al prójimo. 

Educó a los dirigentes y a la AFA, le dio a la Selección un marco de tranquilidad, de coherencia y de profesionalismo que no tenía, les mostró que el camino es el trabajo serio y no el prolijo discurso mediático.

La Final del Mundo fue la última clase del Profesor. Sabella sabía que el físico no alcanzaría, que en un hipotético alargue los alemanes tenían más piernas y más recursos, que había que ganarlo en los 90 o, muy posiblemente, se perdería. 

Entonces, en el entretiempo, dio su última gran lección, puso al Kun por el Pocho y, ante el incredulidad del menottismo que no entendía lo que pasaba, fue a buscar el título con un ofensivo 4-3-3. Sí, contra la Alemania de los 7 goles a Brasil, y en la Final del Mundo. Enseñó que ser pragmático no es una cuestión de valentía ni de temor sino de tener la inteligencia necesaria para utilizar los recursos de la mejor manera posible, sea poniendo 5 defensores a Bosnia en el primer partido o 3 delanteros a Alemania en el último. Y aclaró una vieja confusión instalada por los medios: el resultadismo no es ganar únicamente, es trabajar únicamente para ganar.

Se perdió, no hay consuelo, la estrella la tiene el otro. Pero, entre las lágrimas y el dolor, pensemos en aplicar lo aprendido y soñar con volver a sentir la vorágine de sentimientos que es jugar una Final del Mundo. Y, eventualmente, con ganarla. Porque tener buenos profesores habilita a soñar con ser mejores de lo que somos. Como siempre, dependerá de las ganas de aprender de los alumnos. 

Gracias Alejandro, gracias Profesor.

Por lo menos así lo siento yo.
ADELANTADO BILARDISTA

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