Es así Talleres. Oficialmente no estamos descendidos, pero virtualmente sí. Más que un milagro necesitamos para salvarnos y si no lo conseguimos en toda la segunda rueda, menos lo vamos a hacer en los últimos tres partidos. Esta semana era determinante para saber nuestro destino: jugamos tres encuentros en 8 días y perdimos todos. Nuestro camino está más que claro, aunque el panorama sea oscuro y nada alentador. Tropezamos una y otra vez, lo peor de todos es que terminamos de encariñarnos con la piedra.
El miércoles ante Atlético era la chance para recuperarnos de la derrota en Mar del Plata y ante nuestra gente. Empezamos ganando y jugando bien, siendo superior y mereciendo más ventaja. Pero como siempre, nos dormimos, nos metimos muy atrás y nos empataron en un lapso de 5 minutos. El Kempes quedó callado, no se podía creer lo que se estaba viendo. En 5 minutos todo tipo de esperanzas se iban por la borda. Muchos, como yo, ya nos sentíamos descendidos. Lágrimas y manos a la cabeza al por mayor. Miradas perdidas, sin punto fijo, la moneda corriente.
En el partido de ayer a la tarde era otra (ya perdí la cuenta) oportunidad para dar pelea hasta el final, como para llegar a la última fecha con posibilidades. Frente a un rival directo como Independiente y en Mendoza, teníamos toda la de perder. Los antecedentes así lo decían: no le ganamos a los rivales que luchan por permanecer y en todo el 2014 no lo hicimos de visitante. Así fue, caída 3 a 2 y otra vez los mismos errores de siempre: el dormirse después de cada tanto: 1 a 0, pasaron 2 minutos y empate. 2 a 1, pasaron 5 minutos y no sólo nos empataron, sino que nos ganaron. Sí había una lucecita de esperanza al fondo del túnel era esta, pero ya se opacó.
Sin embargo, y como para que esto sea más sorprendente, el torneo nos sigue dando posibilidades matemáticas de salvarnos. Pero no podemos dar un paso en falso y los demás equipos tienen que tropezar; casi imposible. Esto es lo increíble, la cantidad de chances que tuvimos para poder salir de esta zona de mierd* y la dejamos pasar. Una y otra y otra vez. Miro el fixture un par de fechas atrás y repaso: sí no pegaba en el palo esa última bola contra Unión, sí cerrábamos el partido ante Brown, sí Crucero no nos empataba dos veces al minuto, sí hubiéramos sido más inteligente ante Instituto, sí le ganábamos a Brown de Adrogué, no perdíamos con Aldosivi, le ganábamos a Atlético. Lo sé, usted me va a decir que ese “sí” es condicional, tiene que suceder algo para que pase. Y es verdad, ese “algo” no paso y por eso dejamos todos esos puntos, por citar algunos partidos de esta segunda rueda, en el camino. Sí los tuviéramos…
En fin, está es la realidad. La semana que viene se concretará el descenso, sino la otra o la otra. Es cuestión de esperar. Estamos en un estado grave y los médicos no pueden hacer más nada. Salimos del Argentino para no volver a caer y hacer las cosas bien, pero no alcanzamos a hacer pie que besamos nuevamente la lona. Es fácil culpar a todo el mundo, pero es necesario: la dirigencia, que trajo jugadores impresentables y aguantaron demasiado a un técnico. Tienen que hacer profunda autocrítica o dejar el mando a otros más capaces, que tengan el saco y la corbata bien puesta y no la camiseta de Talleres abajo del saco. Hace falta dirigentes, hinchas tenemos demasiados. Y todos esos “refuerzos” que terminaron siendo incorporaciones, ya conocen la salida. Espero que les haya gustado Córdoba.
Solamente gracias a Costa, que atajó ayer y dio muestras de que tiene que ser el arquero titular, a Nery Leyes, que es un león, al Tin Díaz que es el capitán y emblema, a Pavón que con 18 años y pocos partidos en el lomo demostró ser mejor que muchos “experimentados” y a Klusener, que es un guerrero en la cancha. Una lástima que hayan jugado en un equipo que no está a sus alturas. No quiero decirlo, pero tienen que buscar nuevos rumbos porque ellos se merecen jugar en otro equipo, con otras aspiraciones.
¿Lo positivo? Que se da ahora y no al final del torneo. Hubiese dolido aún más. Bah, eso creo. Y que en pocos meses ascenderían 4 equipos a la PBN. Hay que meterle pata y volver en diciembre. Pucha, que difícil que es ser de Talleres. Pero así nacimos y así morimos. El equipo cambia de categoría; la hinchada siempre va a ser de Primera. Nos vemos pronto, infierno.
Por lo menos así lo siento yo.
ADELANTADO ALBIAZUL