-Che, papi, ya está. Somos campeones.
-Campeones, Emi. Por fin, campeones.
-¿Viste? Lo íbamos a hacer. Te felicito. Mirá vos, campeones, la puta madre.
-Pa, ¿y ahora qué hacemos?
-Campeones, hijo, campeones.
-¿Pero qué hacemos? ¿Los mando a cagar a todos? Vos me decís, ni bien termine el partido yo pido el micrófono y... ¿por qué llorás, papá?
-Somos campeones, hijo. Mirá. Una fiesta. Mirá esta gente, hijo... son los únicos que confiaron...
-Y a veces ni eso, papá. Nos criticaron todo. Pero les cerramos el orto.
-Somos campeones, Emi. Y sin Ponzio.
-Sin Ponzio, papá. Con Ledesma. Los recontracagamos, que se queden calentitos. ¿Me dejás? Yo pido cámara y les doy con un caño a todos. A los periodistas, al Passarella, a los bosteros, a los forros que se burlaban de mí en twitter...
-Decían que no sabías leer, Emi.
- ... al cornudo de Elio Rossi, a Farinella, a todos... me trataban de estúpido, papá. ¿Me dejás? Se reían de mí. ¿Me dejás, papá? ¿Me descargo?
-¿Se reían de vos?
-Sì, papá.
-Reíte de ellos, Emi.
-No entiendo.
-Es fácil, yo te explico. Prepará los cambios. Hacé entrar al Rayo y a Osmar. Dale dale dale.
Por lo menos así lo vemos nosotros.
