NOVEDADES

25 marzo 2014

OPTIMISTAS


25 marzo 2014


Hay quienes sostienen que el mundo se divide entre buenos y malos, ricos y pobres, lindos y feos, vencedores y vencidos, con barrio o sin barrio. Todas estas categorías son posibles y válidas según lo que cada uno quiera explicar. Para mí, la historia se escribe entre los optimistas y los pesimistas.

Entre estos últimos se encuentran los tangueros que solo cantan las de los cuernos y la viejita, los que tienen demasiada información, los políticos de la oposición, los plateistas del murmullo, los criados por la tv, los melanculiados que añoran ese pasado horrendo que recuerdan con cariño y los que no pueden dormir sin tomar algún tipo de pastilla. Del lado de los optimistas están los poetas de la revolución, los buscavidas que antes de cada negocio miran a la patrona y le juran que “con este quedamos bien parados, vas ver”, los relatores de historias de fútbol, los Luis Alberto Spinetta, los que se encaran a todas y los que soñamos con que Huracán puede ascender.

El pesimista tiene una vida bastante regular, sin sobresaltos, siempre está preparado para lo peor, o mejor dicho, siempre está esperando lo peor. Es muy probable que en algún momento de su vida haya sido optimista, aunque hoy de aquel soñador solo quede un “ojala” susurrado y de compromiso. Son los primeros en generar el murmullo cuando agarra la bocha el pibe que tiene cuatro partidos en primera, los campeones en decirte que te va a ir mal, que no debes hacerte ilusiones y también los primeros en acercarse a recordarte, cuando te llega la mala, que ellos te advirtieron que eso iba a salir mal. Esa es su máxima satisfacción, acertar en el pronóstico nublado del prójimo, reafirmar que las mujeres son todas iguales, que era obvio que la moneda se iba ir al carajo y que con este equipo de mierda tenés que agradecer no haberte ido al descenso.

Del otro lado, un pibe resiste la retirada de los suyos sosteniendo una radio antigua en su oreja, sentado prácticamente solo en la popular visitante, después de que el globo fue condenado a muerte por el equipo que dirige su hijo prodigo. En la radio miles de palabras por minuto que son imposibles de escuchar hasta que suena el gol, gol de Cellay, otra vida para Huracán, y las lagrimas no paran de caer pero ahora entran todas en su boca que abierta ríe y mira al cielo. Todos nos acordamos de ese muchachito y de esa emoción. ¿Qué esperaba ese pibe ahí sentado? ¿Por qué no se paró y se fue?

Los optimistas somos así, soñamos. Nos regocija la sola posibilidad de que nuestros sueños tengan una chance en 10, en 100 o en 1000. Hay una chance, hay un sueño. Que chiflen del tablón nos importa un pomo, vamos al frente, defendemos, muchas veces, lo indefendible y nos ilusionamos con que por algún motivo se va a desviar el curso natural del universo y ahí, donde se alinean los planetas, la más linda del curso resultó ser quemera, pegaste las tres cifras a la quiniela o Wanchope clavó dos pepas.

Todo puede pasar y si bien las probabilidades hablan de un destino cruel, no voy a ser yo el que baje la guardia, el que vea el medio vaso vacio. Seis puntos nos separan y quedan treinta y seis en juego. Yo la voy a encarar, total el no ya lo tengo y si se me da… si se me llega a dar.


Por lo menos así lo siento yo.
ADELANTADO QUEMERO @1mtrQuemero
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