Además, esas cremitas pedorras que no te desinflaman un joroca ya fueron, te dejan un olor a meo de velociraptor infumable. Ahora lo que va es la morfina. Te inyectás un poquito y quedás tan sedado que te podés bancar un DVD de La cátedra del macho de Coco Silly, dos o tres veces seguidas.
Bueno, como le dijo el Bambino a la Candelmo: vayamos a lo que importa. Voy a pronosticar el finde.
El viernes te levantás temprano, y como todavía no estás repuesto por la noticia de que Lanús ganó un título internacional, te clavás de desayuno un whisky y dos tostaditas con CasanCrem. Llegás en pedo al laburo y el mononeuronal de tu jefe, que es más garca que un Frankestein con los valores de Icardi y los códigos de Ameli, te castiga mandándote a limpiar la patinada que dejó en el inodoro de su baño después de la descompostura que tuvo por comer un fermentado guiso de lentejas.
El sábado te preparás par el gran evento: Usain Bolt correrá en el MetroBus. Tus pibes te dicen que están cansados de ver negros corriendo por la 9 de Julio, pero vos los llevás igual. El colectivo manejado por Macri gana por 3 segundos de diferencia después de que Bolt se desgarra por tocar una camiseta de Boca con el gemelo. Para colmo, una horda de bosteros que todavía festejaba el Día del hincha le saquea las zapatillas.
El domingo se define todo. El campeonato argentino, las elecciones en River y si tu jermu te echa de tu casa después de encontrarte mamado, desnudo y todo cagado envuelto en la cortina del living pos salida con los muchachos cuando habías dicho que solo se juntaban a charlar de negocios.
A la tardecita, se enfrentan Newell’s-Lanús y Vélez-San Lorenzo. El primer encuentro termina con victoria leprosa por 2 rolitos a 0 servicios básicos. Heinze, descontrolado por el triunfo, se hace el gato con una promotora y su hinchada se lo come. San Lorenzo gana de visitante y se corona campeón. Tinelli aprovecha y se tatúa los codos, pero del Nuevo Gasómetro, primer tatuaje en blanco de la historia. Enojados por la derrota, Cumbio y todos sus floggers empiezan a revolear chupines a los cuervos mientras dan la vuelta olímpica.
Bueno, para despedirme les dejo una frase que siempre me dice el dueño del bar cuando espero el remís para volver a casa: “Chupá, chupá, que yo te aviso”.
Bueno, para despedirme les dejo una frase que siempre me dice el dueño del bar cuando espero el remís para volver a casa: “Chupá, chupá, que yo te aviso”.
EL PULPO ADELANTADO