Era predecible. El pibe se arrodilla para pedir por favor a la Directora otra oportunidad. Pero en unos días va a prender fuego el baño del colegio. Es previsible. Ella encontró otra dieta que le funciona. Sin embargo, ante la primera frustración elegirá la primera peli pochoclera que encuentre y se va a clavar un cuarto de bizcochitos de grasa, un paquete entero de jorgito y rociará todo con una cindor. Se cae de maduro. Te encontrás a Ricardo en el banco. Resulta que le está yendo genial con el cyber que puso en Villa Pueyrredón, así que te invita a comer e incluso te quiere convencer de que te metas en el negocio. Pero a los meses te lo cruzás de nuevo y te cuenta que lo largó porque no daba, que lo cagó la mafia china y te garronea 30 mangos para un sánguche. Es obvio. Ella dice que encontró al indicado. Aunque empieza a dudar, entonces le come la cabeza con preguntas y finalmente lo espanta como a todos los demás. Es inevitable. Este Boca tiene otra chance de prenderse en el campeonato, después hace este partido con Arsenal.
Por lo menos así lo vemos nosotros.
Por lo menos así lo vemos nosotros.