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Los "asaltos" eran unos encuentros de púberes que comenzaban a estar en celo, donde se bailaban lentos a medio metro de distancia y volvías con la ropa impregnada de olor a chicitos. Luego de unos años, esos mismos chicos obtenían el permiso para ir a la matiné, que no era otra cosa que la versión de un boliche para preadolescentes. Y ahora, aparentemente, estos pequeños proyectos de hombres también participan de un torneo de fútbol, y lo hacen relativamente bien. Si no, preguntale a Quilmes, que sufrió un destello de los nenes de Velez y el empate. Claro, no los dejan estar cerca de la Copa, y por eso juegan el torneo local.
Por lo menos así lo vemos nosotros.