Detener la tendencia. Frenar la hemorragia. Quebrar la racha. Alejarse de la malaria. Cortar la mano. Salir a flote. Romper la tela. Perder la virginidad. Embocar una. Ya así podríamos continuar con rosarios de frases que se esgrimen desde el mercado bursátil hasta el sexo con viagra.
Porque lo único que destroza este equipo en su implacable marcha son récords negativos. Una suerte de efecto dominó-tsunami híper destructivo. Es como soltar una pelotita de ping pong en un cuarto lleno de tramperas. Sí señores, este presente es un hoy repetido como en el día de la marmota. Una película repetida con final trillado.
¿Cómo comentar, entonces, algo que todos están repodridos de ver y padecer? Pues bien, creo tener la receta ¿Cómo? Utilizando la frase de Manolito; sí, el entrañable personaje de Mafalda: “Hay que saber rescatar las pequeñas ganancias de las grandes pérdidas”. Y esto no es ser feliz al pedo. Mientras hay vida, hay esperanza. Y no está muerto quien pelea. (Sí, sí, ya aburrí con tantas frases hechas).
Vayamos al grano: Trataré de ser optimista (aunque digan que un optimista es un pesimista sin experiencia). Ya se fueron: Zubeldía, Cogorno, Molina, Ayala, Ischia, Nacho González, Pillud, el pulpo y hasta el loro. No tenemos comida, sólo mostaza. Entonces, habrá que condimentar el canto rodado para poder digerirlo. Tratemos de sacarnos las gafas negras de Kant y tratar de analizar el partido sin la resaca acre. El equipo cambió. Muchos dirán que estoy mamado o tomé cerveza con lavandina (la última moda de los pendejos pelotudos que desean perforarse el estómago con cloro). Jugamos contra Vélez ¿Cuánto hace que venimos mal con los fortineros? De tener un historial muy favorable a que nos respire en la nuca. Ya están ahí nomás. Y esto no ocurrió en este campeonato. La V viene subiendo desde que Nimo le regaló un campeonato allá por el 68’.
Perdimos uno a cero. Podríamos haber perdido por más… pero también cupo la posibilidad de empatarlo. Cosa que no ocurre desde hace mucho tiempo. No hubo rendimientos bajos y se hicieron más de tres pases seguidos en gran parte del encuentro. Vietto remató varias veces al arco. Hauche se comió un gol hecho. Villar volvió a jugar. El equipo mostró ganas. Las pelotas divididas no fueron siempre para el rival. No fue lánguido e intrascendente. Fue mucho más de lo que vimos hasta ahora. No creo equivocarme.
Mi visión, absolutamente, parcial y subjetiva es que el próximo partido es la bisagra que definirá nuestro futuro. Y creo que, dada la situación actual, lo único que nos queda como hinchada es alentar porque si el problema es anímico y los puteamos… el corolario será nefasto. Dejemos las especulaciones de lado. Quedó demostrado que la culpa no fue de Zubeldía ni de Ischia. Que a este team algo le ocurrió (a mi entender: la dirigencia, la AFA y el SADRA). Mostaza tiene las espaldas como para bancarse el momento. A nosotros nos queda lo que nos destaca: alentar en las buenas y las malas. La próxima ganamos. Se acabó el paso a paso.
Por lo menos así lo siento yo.
ADELANTADO ACADÉMICO