Nunca pudimos sacar provecho del cansancio de rival, que venía de un largo viaje tras un partido con derrota en Ecuador. Le regalamos la iniciativa y la pelota, y pese a que tampoco le sobró nada, le alcanzó para superar al Albo, que pese a su orden, sucumbió tras una carambola que terminó en el arco de Cambiasso, el mejor de All Boys. Era un parido de esos en donde se pudo haber embocado una, pero que todo indicaba que si River concretaba, iba a ser casi imposible torcer la historia, y así fue nomás.
El equipo estaba partido, los dos de arriba eran como soldados heroicos que batallaban aparte de los otros nueve; el mediocampo sufrió mucho y nunca pudo acoplar bien al doble 5; la defensa hizo bien su trabajo hasta que llegó el gol. All Boys fue superado con claridad en el juego pero el marcador no lo reflejaba, recién a nueve minutos del final concretó River, y ahí sí Falcioni se acordó que se podía atacar y fue en busca del empate, metiendo cambios y yendo al frente pero sin una sola idea.
All Boys pudo haber hecho más: pudo haber planteado el partido diez o quince metros más arriba, pudo haber soltado más a Grana, permitir que Torassa se acercara más a los delanteros, o que Espinoza esté más libre para abastecer a Matos y Cámpora, pero nada de eso sucedió. Todo lo bueno, lo que se había crecido ante Quilmes, lo que se había generado de juego y de ocasiones de gol, pareció olvidarse y volvimos a la apatía inofensiva.
Está claro también que contra River de visitante es un partido de los que algunos pueden tildar de “perdibles”, pero si se está buscando un salto de calidad, un All Boys más protagonista, no se puede plantear un partido como el del domingo. Claro que se puede perder, pero sería bueno que, aunque se pierda, se cayera demostrando otras armas, con una idea o con una intención diferente a la que se vio.
Por lo menos así lo siento yo.
ADELANTADO ALBO
