La pregunta central es ¿Cuál es el verdadero Huracán? El que se planta, maneja el tiempo, el balón y domina con una concreta idea de juego, como contra los sanjuaninos o el que no muestra ningún recurso y se deja pasar por arriba del sábado último. El que con diez hombres lo va a buscar hasta el último minuto y lo gana como con Ferro, en gran demostración hombría o el que se mete atrás hasta que los amargos de avellaneda nos ganan en el último minuto.

¿Cuál sos Huracán? El que esta mentalizado para lograr ascender y lo plasma en la cancha o el equipo del sábado que se comió terrible peludo con Defensa y Justicia. Rogo, imploro, que seas el equipo que todos soñamos, el que nos devuelva a primera, el que tiene juego y actitud, el que va al frente en todas las canchas, el que luce la casaca más linda del mundo con orgullo y compromiso, pero para eso, hay varias cosas que no pueden seguir pasando.

Por tercer partido consecutivo nos quedamos con 10 en situaciones completamente evitables. La reacción de Arraya, la patada de Arano y la doble amarilla de Mancinelli son situaciones que no pueden volver a repetirse porque, al final de cuentas, son jugadores importantes para el funcionamiento del equipo. Sobretodo Mancinelli que es lo mejor de la defensa, pero también Arraya que, por lo menos en mi caso, me di cuenta de lo importante que era estos dos partidos que no lo tuvimos.

También hay jugadores de que deben elevar su nivel considerable y urgentemente, por ejemplo Matías Deferico, Leandro Díaz, Manarino, Villaruel y Pity Martínez que si bien es el más peligroso del equipo, le falta jugar los 90 minutos y no de a ratitos.

Lo más importante es que tenemos revancha rápido, mañana contra Instituto, y se viene una seguidilla de cuatro partidos, donde si Huracán consigue pegar una buena rachita se coloca de vuelta la chapa que hoy luce empañada. Ojala así sea. El entrenador debe trabajar fuertemente en la cabeza de los jugadores para hacer de ellos un equipo con ambiciones.

Antes de terminar, es imprescindible hacer mención al día de ayer, jornada especial para todo el pueblo huracánense con el aniversario del título conseguido por el mejor y más vistoso equipo de la historia de nuestro futbol. Sobre él, escribió el periodista quemero Waldemar Iglesias en el Diario Clarín: “Ese equipo se transformó en preciosa mitología. Porque fue campeón, pero sobre todo porque generó lo que casi nadie antes ni después: fue una identidad. El Huracán del 73 resultó una de las últimas militancias en nombre del carácter lúdico de este deporte…”

Lo más cerca que estuve de los relatos sobre ese Huracán, lo viví en el año 2009, lamentablemente ya sabemos cómo termino ese otro cuento, pero dentro de todo lo malo también hay cosas buenas y en este caso, los que nos hicimos de una identidad fuimos los hinchas, los más jóvenes, los que hicimos carne las los cuentos del abuelo y la emoción de papá.