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24 septiembre 2013

ASÍ SE JUEGA UN CLÁSICO


24 septiembre 2013

Un clásico se juega con entrega, dejando la vida en cada pelota. Se juega con hambre, con intensidad, con energía. Se destina tiempo y esfuerzo, se fomenta el sacrificio, se promueve la dedicación. Un clásico no es un partido más, es el partido en donde queda evidenciado el grado de entendimiento entre los jugadores y los valores de una institución. En un clásico se corre hasta morir, se doblega al rival en todos los centímetros de la cancha, se brinda hasta lo que no hay. Esos partidos quedan en la memoria de la gente y marcan un camino.

Un clásico se juega concentrado, atento hasta del más mínimo detalle. No hay espacio para errores burdos, no hay lugar para desatenciones. Un clásico es una operación a corazón abierto: si alguien se equivoca, ocurre el desastre. Los jugadores deben saber a la perfección sus roles, no hay tiempo para improvisaciones. En un clásico la mente cumple un rol preponderante, el foco debe ser claro y preciso. Cada hombre debe estar alerta por si un compañero se equivoca.

Un clásico no se juega con fulbito, se juega en serio. La displicencia queda de lado, el showcito ni se tolera, la apatía es inadmisible. En un clásico se pisa fuerte, no se deambula por la cancha. Se honra la efectividad, no la intrascendencia. Se veneran los huevos, no la gambetita delicada. En un clásico se grita "ole" cuando el partido está definido y el rival sangrando, nunca antes de tiempo por una jugada coqueta.

Un clásico se juega con inteligencia, con la cabeza fría, con la frescura mental necesaria para entender el partido. Pecar de "verde" es una de las peores cosas que te pueden pasar. En un clásico el pillo es rey, el vivo es útil. El que se enfurece con el rival, pierde. En un clásico entran a la cancha 11 jugadores y se van 11.

Un clásico es una guerra, una lucha, un combate. Una batalla en la que hay que dejar hasta la última gota de sangre.

Amén de que muchos de los pibes que jugaron el domingo lo hicieron por primera vez en un clásico, cuestión por demás valorable, es necesario hacer una fuerte autocrítica para enderezar a tiempo el rumbo del barco pincharrata. La calentura de la gente era notoria en el Estadio Único. Usted, querido lector, puede coincidir en algunas, ninguna o todas las razones esgrimidas a lo largo de la editorial. Pero para el Dr. Bidón... ¡así se juega un clásico!

Por lo menos así lo siento yo.
ADELANTADO PINCHA - @DrBidon
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