Tenemos para charlar largo y tendido sobre las primeras dos actuaciones de la Lepra. A debatir todos, nadie puede dejar afuera su opinión. 4 de 6 puntos posibles frente a Boca en la Bombonera y contra Belgrano en el Coloso. Así dicho no caben dudas, es muy positivo. Pero ahora vayamos a lo profundo, a lo que dejó concretamente cada partido.
Contra Boca fue una victoria bárbara, histórica como cualquier partido ganado en su cancha. Guzmán dejó una gran imagen. La defensa me pareció muy floja, bastante más insegura de lo que creí que iba a ser, considerando que confío mucho en Ortiz y López. Al mediocampo lo vi muy incómodo con la pelota en términos generales solo que, en las jugadas determinantes del partido, tuvo la precisión necesaria para hacer los goles claves. Para ser más concretos, me quedo con la actuación de Bernardi que, a mi criterio, no dio pie con bola el 75% del partido pero, no obstante, fue clave en los tres goles con dos asistencias y un contraataque genial. Arriba, Aquino nos tapó la boca a todos, o casi todos. Fueron dos golazos los del paraguayo, pero queda en evidencia que la forma de juego del equipo cambió abismalmente en los últimos metros.
Con respecto, justamente, a la forma de juego de la que hablaba en el párrafo anterior, hay que destacar algunas cosas. En primer lugar, noté una variante defensiva que no había visto en la etapa de Martino, y es la presión asfixiante en la salida rival, la cual se dio en los primeros minutos en la Bombonera. En segundo lugar, una variante ofensiva yace en el trabajo particular que hace Berti sobre la pelota parada, que deja de ser un medio de continuidad de juego para ser un arma aislada de ataque, independiente del resto. Por último, al tener delanteros de área como Aquino y Trezeguet, Berti da un mensaje claro: en los últimos metros, la historia va a ser muy distinta a la era Martino. La finalización de las jugadas tiene una nueva variante con el centro pasado o al punto penal. Además, como los delanteros centrales tienen menor movilidad por los costados, ya no van a abundar los cambios de función entre Maxi y el nueve, como salía hacer con Scocco, por lo que habrá que ver en los próximos partidos cual será el nuevo chip de movimiento para los extremos y su asociación con Aquino o Trezeguet.
El partido con Belgrano, la verdad que fue malísimo. Fue casi todo el partido un manejo horizontal de la pelota. Cualquier relator hubiera dicho todo el tiempo lo mismo: Cáceres se la pasa a Ortiz, de Ortiz para López, de López para Casco, de Casco para López, etcétera. Costó muchísimo encontrar un pase entre líneas que vulnere a la muralla de mediocampistas celestes. Encima, como para hacernos sufrir un poco, cada tanto se escapaba solo “el Picante” Pereyra y se nos detenía por unos segundos el corazón al ver un contraataque de dos contra dos. La verdad, espantoso.
Lo que me llevo positivo del equipo es que llegamos al arco, tuvimos varias jugadas claras de gol y pudimos, por momentos, agujerear la defensa pirata. Cáceres jugó un buen partido y Casco también, indispensables en el sistema por su buen criterio para tocar la pelota y pasar al ataque juntos. Ortiz me pareció bastante desastroso pero lo voy a perdonar, merece que le demos tiempo para afianzarse y ser ese defensor confiable que llegó a ser Vergini. A Manso lo vi muy mal, aunque confiamos mucho en él y seguramente nos va a retribuir con mucho esfuerzo y más precisión. Por lo pronto, pareció un Fiat 600 destartalado, más allá de algunos buenos cambios de frente, pero va a demostrar que todavía le queda mucho de ese enganche pensador que vi en Liga de Quito, y algo del desequilibrio del campeón del 2004.
Poco más para mencionar como hecho o detalle. Convengamos que Trezeguet casi ni la tocó y que van recién dos fechas. Debatan, hay tela para cortar, hay mucho para discutir. Quizás ahora nos parezcan incómodos los cambios de Berti, pero puede que nos acostumbremos, siempre y cuando el equipo responda con buen juego. ¡Saludos leprosos!
Por lo menos así lo siento yo.
ADELANTADO LEPROSO