ARGENTINOS 2 RIVER 0
El cuerpo cede. Se entrega a una energía que tira desde el pecho y arranca el alma para llevarla lejos. Suena el último pulso de tu corazón y se deja llevar por una energía violeta que lo conduce a través de dimensiones coloridas y perfumadas. Una luz muy clara y cálida lo envuelve. Voces celestiales y bronces sublimes parecen coronar una retirada triunfal del mundo de los vivos. El peso se aligera cada vez más y los temores y padecimientos parecen finalmente dirigirse al olvido definitivo. Pero no. Hay un shock que llama al último hilo de vida. Algo agudo, como un pinchazo. Una voz que retiene a ese ser que se abandona a la eternidad. Alguien que sacude e intenta una reanimación. Un valiente que intenta a una resistencia. Un héroe que respira en la boca de otro mientras le aprieta compulsivamente el pecho. Respirar. Sentir que el corazón vuelve a latir. Abrir los ojos y encontrarse con una noticia buena y otra mala. La buena: estar vivo. La mala: que te salve un beso de Caruso Lombardi.
Por lo menos, así lo vemos nosotros.
