Los hinchas del celeste hablan, imaginan, anhelan, esperan y se ilusionan con la aventura de la Copa Sudamericana. Mientras tanto, y antes de acomodar las velas y cañones en esa dirección, el Pirata afrontaba estas últimas fechas del torneo con la tranquilidad que le otorga la buena cosecha de puntos obtenidos y, además, sabiendo que podía superar a su clásico rival en sumatoria de puntos en un torneo de primera división. Sin embargo, luego del empate obtenido en Victoria, solo podrá conformarse con igualar aquella marca de 61 unidades obtenida por Club “Galleres” de Córdoba en el 2001. Año en el cual, dicho club, todavía existía.

El Tigre-Belgrano no fue gran cosa. Los goles fueron los grandes ausentes de la noche, al igual que el hincha de Boca y de la defensa de River, que al parecer, tampoco fueron a la cancha. Ni bien arrancado el encuentro Belgrano trato mejor la pelota, aun teniéndola menos que el rival. Después la posesión se nivelo, pero el arquero celeste, Cesar Rigamonti, casi no participó. En cambio, el Celeste, tuvo más de una oportunidad para anotar. 

Se que sos tan hincha del Belgrano como yo, no te voy a hablar del partido porque sé que lo viste. Lo que si puedo decir es que siempre es importante sumar, y más de visitante, ¿o no?

Una peculiaridad del partido para subrayar: “La Causa Rigamonti”. No es que el tipo haya tenido una intervención relevante en el partido ni mucho menos, más allá de la importancia que implica mantener el arco en cero. Quiero referirme al por qué nunca se sabe cuándo lo volveremos a ver. La vida del arquero suplente nunca es fácil, menos en Belgrano. Juan Carlos Olave está pasando por un gran momento. No solamente esta ternado a los premios Mejor Atajada 2013 y Mejor Puteada "¡No los dejen patear de afuera la concha de su hermana!”, sino que también es referente e ídolo en el plantel. Por ende, si hay alguien que tiene un lugar asegurado en el gigante de Alberdi es Rigamonti, y ese lugar, es en el banco de suplentes. Por eso, la fecha pasada, cuando Olave plancho a Riaño sin roseada previa y le sacaron la quinta amarilla, Rigamonti se puso como loco en el banco de suplentes, se emociono hasta las lágrimas. A partir de ese momento, su cabeza no pudo dejar de soñar. Supo que por fin saldría del banco de suplentes para mostrar lo que es capaz de hacer. Se vio dejando la vida por los colores, chocando contra los delanteros del equipo rival. Imaginó ser ovacionado por su gente y que se ganaría, por fin, ese lugar por el que pelea hace ya como nueve años. Una semana después, sus sueños de gloria se hicieron pomada cuando la pelota empezó a rodar. La hinchada no pudo ir a la cancha y entonces nadie lo ovació. Se agarro un broncon.... abajo del travesaño, puteaba como loco. Olave se sintió orgulloso. Pensó: algún día va a putear como yo. Rigamonti supo que el destino estaba escrito, que la próxima fecha volvería a estar en su lugar de siempre. Por eso, a los dieciséis minutos de la etapa inicial innovó. Pensó “…Se wa todo a re caga…” y engancho frente al delantero de Tigre que salió a apretarlo en la puerta del área. No solo infartó a 147 piratas distribuidos por toda la provincia, también le demostró al Ruso que pretende continuidad. La cuestión es que Riga salió jugando, grito “oleeeeee culiao” y se aplaudió a si mismo levantando los brazos. Después de eso siguió mirando el resto del partido con una leve sonrisa en el rostro. Demostró que no solo puede jugar de arquero, sino también, de marcador central o de doble volante. Luego del partido Rigamonti declaro: “En las inferiores, a veces, jugaba de enganche”. Ojala en algún momento -en Belgrano o donde sea, de arquero o de lo que sea – pueda jugar. Si me preguntan a mí, yo probaría poniéndolo en lugar de Velázquez, como para ver qué pasa.

Este torneo llega a su fin. Nos deja a Marcelo Araujo tratando de combinar, por primera vez en lo que va del torneo, la corbata con el saco. Nos deja también a Pablo Ledesma a 4644 kilómetros de distancia, más precisamente en la frontera entre Colombia y Panamá, en su carrera de grito de gol desaforado. Nos deja a un Ramón que ilusiono hasta el final y a un Bianchi que todavía no entiende para qué carajo volvió. Deja a Independiente en la B y, casi seguro, a Newell´s campeón. Y deja, también, al hincha pirata -más allá del flojo rendimiento del torneo final- con el pecho bien inflado, mirando la nueva página que está por escribir, esta vez… navegando en aguas internacionales.

A lo Belgrano señores, siempre a lo Belgrano.

Por lo menos así lo siento yo.
ADELANTADO PIRATA - @1metroAPirata