Es rarisima la sensación que te queda con la finalización del torneo, por un lado sentís un fuerte alivio de saber que (¡POR FIN!) se terminó el calvario futbolístico al que estábamos sometidos y, por el otro lado, está la angustia de saber que hasta dentro de un mes y medio ya no vas a volver a caminar por Luna con la esperanza y la alegría de ver al globito salir a la cancha.
Es así, aunque después todo termine con esos horrendos partidos de la B nacional. Las ganas de acompañar y estar en tu rinconcito del Ducó es inexplicable. Una suerte de Síndrome de Estocolmo, donde los quemeros nos vemos incapacitados de abandonar al globo, por más daño que nos haga.
De todos modos, este final de campeonato trae consigo otra dicotomía. Primero la amargura de ver como los vírgenes de La Plata y Bahía Blanca festejan el ascenso, mientras que nosotros nos quedamos como unos pelotudos en “celebrando” que pasamos los 50 puntos para no tener problemas con el descenso y segundo, en contraposición, la sensación de que el Turco va a poder ascendernos el torneo que viene.
Esa esperanza que despertó la llegada de Tony hace que la amargura del torneo sea más leve, aunque no nos olvidamos de estos dos últimos años que fueron los peores de la historia futbolística del club.
El Turco debe meter en la cabeza de su nuevo equipo que el único e ineludible objetivo es el de ascender, me chupa un huevo independiente, los árbitros, Fútbol Para Todos, las canchas del interior y cualquier otro escollo que se pueda presentar en el camino, no hay excusa. Los próximos en volver a primera debemos ser nosotros, no solo por la exigencia de los hinchas sino que también, y sobre todo, por la demanda del mandato histórico al que deben responder los jugadores que se vistan con los colores y emblemas del Club Huracán.
Estoy podrido de técnicos especuladores, “resultadistas”, que cuidan y festejan un empate con Crucero del Norte. Necesitamos ascender y estoy convencido que debe ser en el próximo torneo porque si no cada vez se va a hacer más difícil volver a primera.
Lo mismo corre para los jugadores. Es necesario que se comprometan desde el minuto cero con el club y con el objetivo. Hay que dejar las mezquindades de lado y ponerse a laburar para el club. Para ello, también los dirigentes deben hacer bien las cosas. Que cada uno cumpla con lo que debe y que nosotros, los hinchas, acompañemos con esos gestos de los que ya todos sabemos que somos capaces. Debemos hacernos socios, copar el palacio, bancar a los pibes, soñar y alentar bien fuerte a nuestro querido Huracán.
Ya esperamos muchísimo, dos larguísimos años. Ahora es nuestro turno. Vayamos todos juntos por el ascenso.
Por lo menos asi lo siento yo
ADELANTADO QUEMERO - @1mtrQuemero
