La grandeza en el fútbol requiere sus fundamentos. Algunos lo tienen en la tribuna, otros lo tienen en la prensa, pero hay uno en particular que lo tiene adentro de la cancha. Se hablará por muchos años de este equipo que ha demostrado ser grande y que tiene mucho por hacer de aquí a julio, y eso es un orgullo inclaudicable. El carácter y la destreza de estos jugadores ponen la piel de gallina a más de uno, y ayer dimos un paso colosal para cumplir un sueño, una obsesión.Ayer vino un Boca pobre, muy pobre. Nunca quiso ganar el partido, se conformó claramente con el empate desde el inicio y prueba de ello fue la manera de hacer tiempo en cada pelota detenida a favor de ellos. Riquelme solo no puede, está gordo y vacío, no tiene más nada que darle a Boca desde que se fue en Brasil. Bianchi es un estratega muy respetable, pero tiene jugadores realmente mediocres. Boca es mediocre y le ganamos justamente, porque no quiso jugar este partido de vuelta, lo quiso terminar antes de empezar. Tal como Arsenal cada vez que viene a Rosario, Boca fue antifútbol. Clemente Rodríguez se cansó de pegar y protestar, así le fue, Chiqui Pérez se cansó de agarrar camisetas, protestar y pegar, fueron todas patadas y protestas, cero fútbol.
Entonces podrán decir que fue una serie pareja, pero Newell’s es más equipo, y nadie puede poner un solo “pero” a su clasificación a semifinales, fue todo producto de la realidad, del presente futbolístico, el cual dice que Newell’s está por arriba de Boca, claramente. El más grande del interior le ganó a los porteños coperos estos, cuya realidad es triste, cuyo ídolo es, a su vez, el jugador que más se ha cagado en Boca, uno de los más forros que yo haya conocido. Ni hablar de su técnico, tan soberbio como resentido, incapaz de admitir el magro presente de su equipo. La realidad, por definición, es todo aquello que pasa alrededor del hincha de Boca mientras compra el humo de Bianchi y Riquelme.
Nos subimos a un tren de esperanzas e ilusiones al comienzo de este torneo y aún no nos bajamos, seguimos ahí pasando parada por parada, sorteando dificultades y sin darnos por vencidos nunca. Newell’s hoy es sacrificio, trabajo, humildad y profesionalismo. Yo confío en este Newell’s, ¿y vos?
Por lo menos así lo siento yo.
ADELANTADO LEPROSO
