Se acerca nomás el final de un ciclo, parece mentira que hace ya algo más de seis años José Santos Romero sea el DT de AllBoys, ese que agarró un equipo en formación en la Primera B Metropolitana, le dió una identidad y en un par de años lo depositó, sorprendiendo a propios y extraños, en Primera A.
Ese hombre (casi Dios para los florestenses) que tiene decidido dar un paso al costado cuando termine la temporada, ha sabido de las máximas alegrías y muy pocas desilusiones en este tiempo, pero también está convencido de seguir dándole a AllBoys más y más en las últimas fechas hasta que diga “hasta luego”. Y digo “hasta luego” porque Pepe es AllBoys, es su casa, es tan parte del Albo como las tribunas, los arcos, el pasto y los hinchas. Un poquito de él tenemos todos los que amamos los colores y al barrio. Un Pepe Romero podrá de dejar de ser el DT del equipo, pero tiene una identificación tan grande y mutua con todo lo que es AllBoys que hasta pueden ser sinónimos.
Paralelamente con su ida, nacerá el mito, el de ese hombre que ya tiene su estatua por idea de un grupo de hinchas y socios, sencillo, tranquilo, parsimonioso, sereno, casi ajeno a este fútbol argentino maniático y caótico, y se recordarán las hazañas de sus dirigidos. Como cuando yendo de punto en la promoción a Rosario y casi todos pensaban que era un trámite para Central, goleamos al canalla en su casa y logramos la vuelta a la máxima categoría, o cuando se le ganó a River, a Boca, a Independiente, a San Lorenzo; a Velez y a Estudiantes cuando fueron campeones, y así cientos de recuerdos que crecerán y se transmitirán de generación en generación de Albos y de los amantes de las historias que enriquecen nuestro fútbol.
Se va Pepe nomás, y lo que nos deja es tan grande que ya no me quedan palabras, ni adjetivos para escribir.
POR LO MENOS ASÍ LO SIENTO YO.
ADELANTADO ALBO
