Soy un incrédulo de la felicidad bostera, esa felicidad que pareció colmar la Bombonera, veo reportajes a hinchas de Boca diciendo que se van contentos y felices a sus casas, cuando a mí realmente no me sale.
¿Por qué será? ¿Por qué yo estoy disconforme cuando del otro lado están tan contentos? Realmente no sé contestar esa pregunta, quizás porque así aprendí, que en el fútbol hay que ganar todos los partidos, que empatar es perder dos puntos y sólo se puede ir a casa contento cuando tu equipo vence al rival. De paladar negro, ambicioso, poco conformista, decime como quieras, yo no estoy contento, yo quería ganar.
No es la primera vez que pasa, calculo que tampoco será la última, hace seis meses hubo otro antecedente en el Monumental, empate y delirio bostero. ¡Qué raro! ¿Te acordás que cantaste “hoy hay que empatar” contra Oriente Petrolero? ¿Te acordás por qué te dicen boliviano? Sí, justamente por eso, por querer empatar.
Fuimos de mayor a menor, de un arranque enérgico a un segundo tiempo para el olvido, se hicieron mal los cambios, se empujó mucho, se hizo poco. De un primer tiempo donde prácticamente se pudo liquidar el partido a no tener chances de gol en la última mitad. Sepan entender mi poca crítica futbolística. Cuando domina la pasión es difícil hacer un análisis objetivo. Soy hincha, me corre sangre por las venas, y realmente quería ganar éste partido. Más que nada por el campeonato, esa punta que está cerca pero lejos, esa punta a la que sólo se puede trepar ganando.
Hay que dejar de regalarle puntos a equipos chicos y ser un poco más autocríticos, Ramón. Aunque sea un devoto fiel de tu folklore, creo que a veces hay que hablar menos y jugar más al fútbol, después de todo, eso es lo que queremos los hinchas. Ganar. Es de la única forma que podemos festejar. Porque empatar, empatar no se festeja.
Por lo menos así lo siento yo.
ADELANTADO MILLONARIO - @Gaspar_L
