Con la distancia te olvidaste. Pesan más los instantes de
gloria que los eternos bodrios que te comiste. Ahora que estás por encontrarte
de nuevo, te entusiasmás con revivir esos momentos en que te hizo sentir único
y especial. Incluso, la fantasía de volverse a ver generó una energía que te puso ansioso. Aunque todo puede ser un garronazo,
querés creer que no.
Hay un poco de adrenalina en el reencuentro, no sabés quién
va a estar más cambiado. Te intriga lo que vas a ver. Pero sobre todo, no sabés
cómo vas a reaccionar. Hay quienes te dijeron que no te ilusiones. Ahora está frente a vos. Al principio te
entusiasmás, son instantes. De a poco vas entendiendo por qué lo olvidaste, qué
te había cansado, en qué va a ser siempre igual. No es tu ex, es el Superclásico.
Un encuentro que podría ser inolvidable, pero en general es una mierda que ya
conocías. Y vos, el mismo boludo de siempre que se va a olvidar de todo esto y
se va a ilusionar con que pase algo la próxima vez.
Por lo menos así lo vemos nosotros.