La sensación de
inseguridad, no es tal, es una realidad. Los delincuentes, chorros, ladrones,
cacos, bandidos, árbitros; están a la orden del día. El escenario del atraco
fue el estadio de Lanús, en el sur del conurbano bonaerense, el autor del
hecho, un tal Gianinni, la víctima: All Boys.
Fernando Sánchez
salió corriendo enfervorizado gritando GOOOOOOOL tras una buena jugada
colectiva que había conectado con la suela del botín, los del Albo salieron
corriendo tras él, Marchesín resignado había agarrado la pelota mientras que
Vizcarrondo miraba el suelo lamentándose y Goltz hacía lo mismo. Era el tanto
de la igualdad de la visita. Hasta ahí nada raro, pero unos segundos más tarde,
el Gordo Valor del fútbol (hablo del árbitro Gianinni) cobró una insólita
infracción que solo él vió. Lástima que en la reforma judicial que trata el Congreso no se hace referencia a este tipo de
delitos!!!!
Los jugadores de
All Boys no salían de su asombro y lo de Lanús menos aún, nadie sabía que había
cobrado, mientras el hampón hacía señas de un empujón que jamás existió. Pese a
al descarado e insólito robo perpetrado por este tipo, All Boys se las ingenió
para superar al puntero del campeonato en el juego y llegar luego a una
igualdad más que merecida y tardía respecto de lo que había pasado.
All Boys no solo
mereció no perder sino que debió ganar. Y cayó derrotado por 3 factores. El
primero fue por la ambición de ir a buscar el partido, siendo más que el
granate sobre todo en el segundo tiempo y con una dupla Sarmiento-Montoya Muñoz
que va a ir aceitándose y será clave en el futuro inmediato del equipo de Pepe
Romero. Segundo porque el árbitro fue
determinante al anular un gol insólitamente y tercero porque cuando el partido
se moría apareció un zapatazo de otro partido para superar a Cambiasso y premiar
injustamente al puntero.
Por lo menos así lo siento yo.
ADELANTADO ALBO