Es una final”, “con los jujeños no se puede perder”, “nos jugamos más que 3 puntos”, esos eran sólo algunos de los tantos comentarios que uno podía escuchar en las inmediaciones del estadio previo a este encuentro. Es que Banfield se jugaba una parada brava, en momentos del campeonato donde se define para qué está cada equipo, le tocaba recibir en casa a un Gimnasia de Jujuy que se ubicaba, al igual que él, 3º con 31 puntos.
Y la realidad indica que Banfield alimentó, durante 90 minutos y monedas, la ilusión de todos los hinchas de volver a Primera en el menor tiempo posible; porque demostró, con carácter, voluntad, paciencia y ratos de buen fútbol, que es un equipo con la madurez y el vértigo necesario para quebrantar a cualquier rival. Cuando tuvo que luchar y meter la pierna, lo hizo, cuando tuvo que abrir por las bandas y buscar alternativas de ataque para quebrar a un oponente bien plantado en defensa, también, hasta lograr romper el cero en el arco rival. A partir de allí, supo esperar pacientemente con la pelota en su poder, el momento apropiado para golpear por segunda vez, y hasta se pudo dar el lujo de sellar el partido con una goleada, pero la suerte no estuvo del lado del “Cuqui” a la hora de ejecutar un penal cuando el partido agonizaba.
Lo cierto es que el saldo de éste partido resulta ser más que positivo, si éste equipo tiene hambre de ascenso, entonces no se podrá dar el lujo de desperdiciar ni un punto en su casa, y, siguiendo en éste sentido, los jugadores parecen haberlo entendido: Banfield no dejó ni por un segundo de controlar el partido, de correr, ni de meter la pierna a la hora de trabar, así el reloj marcase 90 minutos. Por mejorar, aún queda mucho, aunque, claro está, siempre se hace más fácil con los 3 puntos bajo el brazo.
El desafío de cara a los próximos cinco meses es enorme, y ya está en marcha: será matar ó morir.
Banfield debe regresar cuanto antes al lugar que le corresponde: así lo marca la historia, así lo marca la estrella que lleva su escudo, así lo marca su gloriosa gente que acompaña y revienta cada estadio en el que le toca transitar.
No será nada fácil: Central, Gimnasia y Olimpo, se encuentran en racha y con una gran presión (sobre todo los primeros dos). Sin embargo, desde lo personal, siento que nosotros, los Banfileños, comenzamos un 2013 cargado de expectativas depositadas en éste gigante, el cuál, semana tras semana, se encarga de alimentarlas.
¿Cómo? Con jugadores y cuerpo técnico comprometidos con la causa, con dirigentes y socios luchando 24 hrs los 7 días de la semana por recuperar un club que fue vaciado y fundido hace tan sólo unos meses, por los mismos que vaticinaban sin vergüenza “Lo mejor está por venir” (ni olvido ni perdón).
A pesar de todo, juntos, día tras día, vamos demostrando que con esfuerzo, pasión y compromiso, Banfield puede volver a ser, lo que alguna vez fue.
Por lo menos así lo siento yo.
ADELANTADO TALADRO
