Es cierto que a menudo la cuestión psicológica termina siendo determinante en el desarrollo de los partidos de fútbol.
Hablando de directores técnicos motivadores podemos mencionar al gran Bambino Veira, al propio Tolo Gallego (que le está costando horrores) y hasta al inimputable de Caruso Lombardi. Por qué no recordar a Pedrito Troglio en la B o al Colorado Sava que se recibió de Psicólogo Social.
Pero lo de Ramón Díaz, en su querido River, no tiene comparación. El riojano transformó a Barovero en el mejor Burgos, a Ponzio en el inolvidable Astrada, a Mora en el intratable Saviola y a Funes Mori... eh... a Funes Mori... ¡Bueno, tampoco es mago che!
Por lo menos así lo vemos nosotros.