Dos triunfos al hilo de Huracán ameritaban un paro nacional y la CGT cumple muchachos, ya no
está Saúl Ubaldini pero su espíritu quemero y sindicalista continua tan vigente
como hace treinta años. ¿Para qué mierda vamos a ir a trabajar si ganó el
globito? Semejante hecho histórico
ameritaba un día descanso y ¡atenti que Huracán gane este lunes! porque
si gana, adelantamos el carnaval a diciembre, me importa un carajo el 7D, el Rey Momo y los finales de la facu…
Más allá de la alegría hay que decir que Huracán ha cambiado algunos
aspectos que se tornan decisivos a la hora de salir a la cancha y otros que aún
permanecen igual de desastrosos.
En lo positivo, claramente el mayor cambio del equipo es la entrada, desde
el arranque, de Matías Defederico. Le imprime su ritmo a todo el equipo,
conduce, juega, hace jugar, genera peligro, espacios, situaciones de gol y,
sobre todo, contagia al resto de sus compañeros. El equipo ha mostrado, por lo
menos este último partido, una entrega distinta, unas ganas de ganar que hasta
ahora venían sin poder plasmar.
Deferico y Barrales son los máximos exponentes de ese entusiasmo que
pedíamos muestren los jugadores. Otro ingreso importante, es el de Lucas
Villaruel, el pibe tiene mucha visión del juego y distribución de la pelota,
además de ser de gran ayuda para Hugo “baguyo” Barrientos quien todavía no
encuentra su nivel (esta seguro que lo había dejado por algún lugar, pero aún
no recuerda donde).
El punto más bajo sigue siendo la defensa. Si bien están jugando un poco
mejor, o le están llegando menos, la realidad es que Eduardo “3CV” Domínguez
sigue con un nivel bajo y al parecer contagio a Erramuspe que en el primer gol
rival acompaño con la mirada al delantero. El pelado Mancinelli sigue siendo el
mejor aunque su nueva posición de lateral a veces lo deja mal parado o a mitad
de camino.
La otra falencia es el juego colectivo, a Huracán le está costando mucho el
tema de los pases, de encarar, de buscar alternativas, pero lo está intentando
y cada vez le sale mejor (de a poquito). El problema es que nosotros estamos
ahí, en la Ringo
Bonavena, viendo como les cuesta y nos matan los nervios,
pero también se ve, en el cambio de actitud, que el equipo busca e intenta. No
siempre le sale pero al menos parece haber desaparecido esa sensación de
derrota que veíamos antes a los 20 del segundo tiempo.
Hace unas semanas hablaba de la ilusión y su origen irracional. Quedan tres
partidos para que terminar este año, estamos a 9 puntos (con mil equipos en el
medio) de las posiciones de asenso, si ganamos los partidos que quedan y
traemos dos buenos refuerzos, quien te dice, déjame soñar, que de la mano de
Deferico…
Por lo menos así lo siento yo
ADELANTADO QUEMERO