AIRE
Hasta hace unos días Boca estaba agonizando. La salida de Román, la venta de muchos jugadores, la falta de contrataciones y el pésimo arranque ante Quilmes certificaban el estado crítico de este Boca herido tras perder campeonato y copa. Desde este humilde espacio me cansé de advertir sobre este triste diagnóstico y las consecuencias terribles que podía llegar a sufrir el Boca de Falcioni.
Es verdad que esta semana se registraron síntomas positivos. La consagración en la Copa Argentina y la victoria ante Tigre, sumado a la confirmación de los fichajes de Burdisso y Acosta representan una leve mejoría.
Pero ojo, este equipo está muy lejos de recibir el alta. Hay piezas que son vitales y que no funcionan para nada bien. Franco Sosa es tan flojo, que extraño a Roncaglia como si se tratara de Dani Alves. Caruzzo no me da confianza, no es más que un rústico y limitado defensor que además carece de la inteligencia necesaria para suplir la falta de técnica. Ledesma no levanta cabeza y ya pasa a ser preocupante. Pochi Chávez no me va a comprar con un gol y una pisada. Contra Quilmes y Racing no la tocó y ayer completó un desastroso primer tiempo y un regular rendimiento después del gol. Y por último, la mentira del "doble nueve". En resumen, una mezcla de bajos rendimientos y de horrores tácticos.
Luego de tantas ventas y la despedida del mejor jugador del país, va a ser imposible tener la vitalidad del año pàsado, pero así y todo, creo que con una dosis de pibes como Sánchez Miño, Gaona Lugo, Álvarez y Paredes; sumado a algunas incorporaciones, se puede lograr cierta estabilidad. Ahora bien, dudo mucho que Julio Falcioni aplique dicho tratamiento. Por lo que concluyo que lo de estos siete días fue sólo un poco de aire, pero que a este Boca, con las recetas del actual DT, no le queda mucha vida.
Por lo menos así lo siento yo.
ADELANTADO XENEIZE