Marco impresionante con 35000 espectadores en el Chateau (de los cuales se habló de 8000 sin-barrio). Una tarde más que agradable en la capital cordobesa, y un clima festivo en las muy colmadas tribunas.

Lo que muchos hubiesen apostado al encuentro del Belgrano de Zielinski versus el San Lorenzo de Caruso, se terminó dando. Partido trabado, áspero, luchado, y jugado, "bien gracias". Dos equipos parados para jugar de contra, pero sin animarse a agarrar el balón y tratar de ser protagonista. Por eso, salió horrible, sin chances claras, apelando a la pelota parada y esperando para hacer la presión más cerca del arco propio. En el juego, no se sabía quién era el local, ni cuál era el supuesto "grande"; parecía conformar a ambos técnicos el empate, ya que ninguno arriesgaba. 

Quejarse de los arbitrajes no tiene sentido. No es ninguna novedad que sean horrendos, ni que nos den la sensación que favorecen (o directamente que lo sean) a los porteños o a estos devaluadísimos "grandes". Tampoco podés usar de excusa que Caruso se haya cagado en la historia del Santo, y cuando se le complicó (y tal vez antes) haya sido más parecido a Mandiyú de Corrientes antes de irse a la b. 

Acá hay algo muy claro, Belgrano otra vez y de local, se encontró en una situación favorable y no pudo alzarse con el triunfo. Fue a los 3 minutos del segundo tiempo cuando el cuervo se quedó con un hombre menos en cancha, y luego la lesión del Pipi Romagnoli, hizo que los de Bodeo estuvieran en clara desventaja física en el campo. 

Podés acusar lesiones, cansancio, mala suerte, el árbitro, y hasta se dijo una vez en el fútbol, que la pelota no doblaba. Pero si la situación se repite, es porque algo anda mal. O hay una clara limitación que venimos marcando hace tiempo. Este Belgrano, el del ruso, no sabe buscar los partidos, y son varias ya las oportunidades donde se reflejan. 

Sólo podemos concluir en lo siguiente: el principal responsable que no se haya dado la victoria, es el dt. 

Y ya no le echo la culpa a Turús ni a Teté, porque ellos hacen lo suyo, y todo el mundo sabe cómo juegan. Es Zielinski quien los coloca en el primer equipo (o no los cambia cuando se hacen modificaciones), aunque mucho no se entienda qué aportan. 

La situación de jugar con miedo a perder hace rato que me cansó. Es preferible arriesgar a ganar, que terminar conformándose con el empate pedorro en condición de local. Lo peor y aún más preocupante, es que mucha gente ya lo empieza a ver como correcto y necesario.