CORAZON QUEMERO
Antes que nada, debo disculparme por lo tarde en que se subió este texto a
la pagina. Lo cierto es que desde el sábado a la tarde, justo después del
partido contra San Silencio, vengo tratando sin éxito de sentarme a escribir.
Todavía tengo algo de bronca por no haber podido ganar el fin de semana, pero
en realidad lo que verdaderamente me tenía mal era el dolor de ojos que me
había quedado luego de ver el partido del fin semana. Se jugó horrendo, aunque
uno entiende que son partidos de preparación y que el planteo de Caruso “equipochico” Lombardi no permitió hacer
mucho más, de todos modos si hubo dos “uuuuuuhhhhh” es mucho.
Para definir el equipo que se está armando solo tengo dos herramientas, los
nombres que se incorporaron y lo que vi el sábado en el palacio Tomas Duco. Si
me dejo llevar únicamente por lo primero debo decir que la característica común
de las principales incorporaciones es el corazón. El corazón quemero con el que
llegan Vega, Barrientos,
Domínguez e Islas (¿por qué no? Sus dos hermanos
jugaron en Huracán –mal pero jugaron- y admitieron ser hinchas del club). Si a
ellos les sumamos a los jugadores nacidos en el club con más rodaje como
Milano, Battaglia, Sánchez Prette y Monzón podemos decir que tenemos un equipo
que va a sentir la camiseta. Incluso el técnico es quemero, lo a uno le genera,
en principio, algo más de expectativa o la intención de generar ese vinculo
plantel hinchada que logramos por última vez, allá por el 2009.
“Porque los jugadores me van a
demostrar que salen a ganar y quieren salir campeón que lo llevan a adentro
como lo llevo yo” cantamos tantas veces intentando conmover a esos seres
que tres minutos más tarde estamos puteando desaforadamente justamente por no
sentir la camiseta del modo adecuado. Entonces, insisto con lo mismo, a priori
a uno le agrada que los jugadores “quieran” al club y a los colores porque cree
que eso va a hacer que pongan más huevo,
ganas o compromiso (como le guste) pero también sabemos que hay mercenarios, vaya si lo sabemos, que han
jurado amor eterno únicamente al dios dinero y que sin ponerse colorados han
sabido besar nuestro escudo y después cualquier otro.
Ya más en lo futbolístico, si es que puedo intentar hacer un esbozo de análisis, lo que vi el último sábado fue un equipo a lo Rivoira. Más sólido defensivamente, gracias a la dupla Domínguez- Mancinelli, buen juego en la mitad de la cancha, donde faltó el orden que le pude dar Barrientos y la agresividad que deben trabajar Busse y Martínez, y ya bastante más diluido en el ataque, aunque con una buena participación de Vega y, en menor medida, de Milano.
El equipo en estas condiciones tiene una interesante mezcla de jugadores
grandes y experimentados que pueden (y deben) encaminar a los más jóvenes
futbolistas que están empezando a rotar y afianzarse en primera (Martínez,
Gallegos, Villaruel, Bustos, Chacón, Quintana, Oviedo). Si ese mix funciona, dentro y fuera de la
cancha, seguramente estaremos dentro de un año festejando todos juntos el
regreso a primera, pero para eso falta, mientras tanto: “nosotros alentamos,
ustedes pongan huevo…”
Por lo menos así lo siento yo.
ADELANTADO QUEMERO